sábado, 28 de marzo de 2020




Música para el fin de semana. Para levantar un poco la moral, planísima después de dos semanas encerrados, Jonathan Richman, que aquí estaba jovencísimo, guapísimo, supervitaminado y más que mineralizado (y ya era muy payaso en el escenario).

Por lo demás, pues qué voy a contar. Que el cielo parece más limpio desde donde yo me asomo a mirar. Que los gatos del barrio se están haciendo con la calle, qué bien. Que salir a comprar me sigue produciendo el mismo estrés que los primeros días (el baile para evitar cercanías, la prisa por volver a casa, los olvidos, los guantes de plástico que se rompen con nada...). Que la sensación de irrealidad no se va, por muchos días que pasen.

Continuamos viendo cosas. Cine (y eso sí es un cambio, que ese asunto lo teníamos muy abandonado): Jo Jo Rabbit, maravillosa; La favorita, también (en otro registro, claro). Shazam!, muy simpática, casi como un Disney clásico actualizado.

Y series, como todo el mundo. Ahora mismo, encantados con la temporada más reciente de DrWho (que remonta mucho con respecto a la anterior, tan decepcionante).

¿Lecturas? Pues no leo más que antes. Casi diría que le dedico el mismo tiempo, el equivalente a un par de viajes: hasta y desde el trabajo. Y no todos los días. I don't know why, pero es así. Me cuesta.



Y nada. Se van las horas, pasan los días. Y esto no tiene pinta de que se vaya a acabar pronto.



Días (demasiado) tranquilos en el edificio Baxter.

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