martes, 30 de junio de 2020

la cosa es que se acaba el mes, estamos ya en pleno (y crudo) verano y mi cabeza todavía está pataleando para hacerse a la idea y asimilar un paréntesis de tres meses que es como un triple salto mortal, y menos mal que, al menos, hemos caído de pie

no se lo contéis a nadie, pero a día de hoy sigo sin tener nada claro el asunto de la reuniones sociales, la terracita o la sobremesa en grupo, y ya bastante tengo con usar el transporte público a diario; el chorreo de rebrotes "controlados", la movilidad, la apertura de fronteras... yo qué sé, hay que arrancar y en eso estamos, pero el abuelo desconfiado que vive dentro de mí no deja de levantar la ceja

sábado, 27 de junio de 2020






Música para el fin de semana. Estas chavalas se llaman Lisasinson (que ya les da puntos) y ni confirmo ni desmiento que lo tengan todo para ser mi nuevo crush.

Por lo demás, poca cosa. Los días pasan y el mes de junio está ya a punto de caducar. Y ya estamos en pleno verano, un verano que este año ha llegado casi a traición, después de una primavera entre paréntesis. (Y, con el verano y la nueva normalidad, ha llegado también algo que NO echaba para nada de menos: el bar de enfrente y sus alegres parroquianos amontonados en la acera a cualquier hora.)

Días tranquilos en el edificio Baxter.

miércoles, 24 de junio de 2020

el verano, la calor y la pereza vienen de la mano, así que la nueva normalidad solamente añade un poco de extrañeza al cóctel 

(y un poco de prevención, también, reflejos que se nos quedan: evitar los grupos, mirar mal a quien no lleva mascarilla, alergia a los espacios interiores)



sábado, 20 de junio de 2020




Música para el fin de semana. Jonathan Richman y Andrew Bird, sentados, charlan, tocan, cantan. No se me ocurre mejor manera de empezar el verano y eso que llaman, como en una distopía añeja, 'nueva normalidad'.

Por lo demás, con el verano llega la calor. Y llega con ganas de quedarse, parece.

Y con la 'nueva normalidad' llega, después de estos días de adaptación, la nueva rutina. Y vuelvo a recuperar las ganas de leer (ciencia ficción es lo que me pide el cuerpo ahora, vete a saber por qué), aunque todavía no me animo a entrar en librerías así, a la aventura. Todo llegará.

Días tranquilos, en fin, en el edificio Baxter.

martes, 16 de junio de 2020

es curioso cómo vamos asumiendo el mundo mascarilla, cómo la alarma salta cuando ves a alguien sin ella, o que la lleva mal puesta, pero la invisibilizas al hablar con quien sí la lleva, e incluso, si después recuerdas la conversación, la imaginas sin ella

o igual me pasa sólo a mí, no sé


por lo demás, estos días siguen siendo de reencuentro, de volver a ver a la gente y recuperar caras (más bien miradas, que son tan importantes) y voces y cercanías

sábado, 13 de junio de 2020










Música para el fin de semana. Esta chica es griega y se llama Nalyssa Green, y canta así de bonito. (Me la ha descubierto en primicia rigurosa mi amiga Mer, ¡Gracias!)

Semana de encuentros y reencuentros. Vuelta al trabajo, rutinas tuneadas y qué difícil ver a alguna gente y no poder abrazar. También, primera visita a una librería (algún tebeo que llevaba este tiempo queriendo leer, alguna novedad). Todo, como visto desde una ventana, sin terminar de asimilarlo como cotidiano. Será cosa de hacerse a ello, claro.

Por lo demás, poca cosa. Días raros, fríos. Terminamos de ver Battlestar Galactica, que he disfrutado mucho (y no sé qué le pasa a la gente con la última temporada, qué empeño, qué pesados). Y sigo con la relectura, a ritmo lento, de las LOCAS de Jaime Hernández.

Días tranquilos en el edificio Baxter. 

martes, 9 de junio de 2020

pues muy bien todo por el Marco Incomparable, ayer

primero, los reencuentros, claro, y luego lo demás: aforo limitadísimo para un recorrido muy seleccionado y en general muy satisfactorio, creo; silencio en las salas, algo que hacía muchos años que no ocurría; la sensación de que la mayor parte de la gente ahora viene a mirar, a contemplar, y no a cubrir expediente o a sacarse la foto de rigor 

 en el otro platillo de la balanza, la extrañeza de moverse con precauciones, las mascarillas, las pantallas faciales tan Aviador Dro (y que, pese a ser muy fan, you know, no me pongo, y menos mal, porque son incomodísimas; los mostradores están tuneados para que no haga falta llevarlas): hay como una atmósfera de provisionalidad y de sueño raro


así que bien, ya digo


además, es muy curioso cómo un algo hace click a la hora de salir de casa y ya todo va encarrilado en la recuperación de la rutina, metro, tren, fichar, ir y venir, saludar, qué tal todo, ¿en casa bien?, cuadrantes, libranzas, cubrir huecos, hay que mirar las vacaciones; casi todo en automático ya, como si no hubiera habido un paréntesis de casi tres meses


en fin, que la nueva normalidad, en el museo, se parece bastante a la de antes, pero con disfraces de superhéroe cutre y con menos jaleo


lunes, 8 de junio de 2020

toca fase 2, y toca volver al trabajo: después de casi tres meses de reloj, que se dice pronto, y que han pasado como un rayo, aunque la sensación que dejan es de llevar aquí media vida

por si acaso, el día se despierta gris y con cara de lluvia, aunque imagino que se irá despejando


está todo preparado: camisa limpia, la ficha de fichar y el libro de leer; y la mascarilla, claro... strange days

sábado, 6 de junio de 2020




Música par el fin de semana. Que Airbag tengan canción nueva es siempre una buena noticia, estemos en la fase que estemos.

Pues nada, que la cuenta atrás termina. Hoy abre el Marco Incomparable, con entrada gratuita, aforo limitado y las medidas ya previsibles: mascarillas y gel hidroalcohólico, distancia de seguridad, nada de grupos... you know. (A mí me ha tocado la lotería y hasta el lunes no me incorporo, pero vamos, que ya está, se acabó lo del síndrome de la cabaña, que en mi caso es más bien del sofá.)

Por lo demás, poca cosa. Habrá que hacerse a nuevo horario, comer antes, olvidarse de la siesta (ay). Nueva rutina.

Lo bueno: reencuentros. Eso siempre es bien.


Y ya estaría. Días (todavía) tranquilos en el edificio Baxter.

jueves, 4 de junio de 2020

pues ha habido que ir a hacerse el test seronosequé para poder volver al trabajo y este primer viaje en metro ha sido rarísimo, pero he podido leer la mayor parte del tiempo, así que bien

allí he visto alguna cara conocida (con mascarilla y todo), he saludado, hemos hecho la tontería esa de los coditos y vaya, bien, lo de la vuelta se me va haciendo menos cuesta arriba conforme pasan los días


y en otro orden de cosas, mundo mascarilla: una de las cosas que peor llevo es no poder sonreír a los perrillos y a los bebés, que siempre me pone de buen humor...