pues que se acerca la Gran Calabaza (y todo lo demás)

como siempre, el cambio de hora me descoloca por dentro

¿lo mejor de este fin de semana?: charlar ayer con mi amiga M, que va recuperándose (despacio pero seguro) y está animada y fuerte

(pensar en Peanuts y sus personajes como lugar seguro, lugar feliz, como se formule esa mierda: ahí hay algo que algún día me gustaría tantear)

Música para el fin de semana. Sale disco nuevo de Décima Víctima, una grabación recuperada de un ensayo en vivo (y en crudo; aquí se puede escuchar entera). Seguramente es esta la banda que más me representa de siempre (de música, hablamos), y me encanta cómo suena esto: cavernoso y medio árido.

Por lo demás, se fue la lluvia y los días se van acortando a ojos vista. (Esta noche hay cambio de hora, para rematar.) Poco más que contar. Bueno, sí, que le han dado el Premio Nacional de Narrativa a Cristina Morales por su Lectura fácil (que a mí me gustó, pero con reservas), y está la gente de orden enfadadísima. Y que el jueves fue lo del unboxing/reboxing de Franco y qué asco, la cantidad de bichos que salieron a la luz, la cantidad de caspa, qué peste a cerrado.

Pues eso.

Días tranquilos en el edifico Baxter.

hoy se celebra el día de las bibliotecas, y dejo aquí el cartel de Calatayud porque, como todo lo que hace, me parece una maravilla y me pone de buen humor

hoy también hay cosas que celebrar, pero aún queda por ver si es por tierra o por aire

domingo casero, de descansar y terminar los deberes, que mañana tengo un poco de lío por la mañana temprano

domingo de serie: Killing Eve 2, que me ha gustado tanto como la primera tanda, y me ha sorprendido casi más

esta mañana he leído esto de Belén Gopegui, un libro muy breve que recoge una conferencia que impartió en marzo de este año, en el marco de un ciclo titulado Ni ellas musas ni ellos genios; todo lo que he leído suyo me ha gustado y me ha impactado, y me ha dejado intrigado

  este, además, me ha parecido muy emocionante

(diría que los textos de Gopegui ponen en marcha, todos ellos, partes de tu cabeza que andaban a lo mejor adormiladas, o en otra cosa, al ralentí)



no ha llovido, pero huele a otoño ya sin vuelta atrás

Música para el fin de semana: Astrud fueron muy grandes. Estos días he recuperado mi copia de su primer disco, y no me canso de escuchar esa joya que es Miedo a la muerte estilo imperio (con ese verso precioso: ¡que me quieras, te digo!).

Por lo demás, chica, no sé. Semana intensita, con sus burocracias y sus obligaciones (habrá más, así que no lloremos antes de tiempo). Con sus alegrías, también: ver a la Chica Pelirroja, charlar con C y con L (¡que hoy cumple años!). Ver ayer en la ceremonia de los Princesa de Asturias a la compañera recogiendo el premio entre tanta gente superseria (one of us!).

Días tranquilos (y de poner la calefacción) en el edificio Baxter.

jueves libre; lluvia de otoño, pasta con setas, poner una lavadora

también: hacer los deberes, hablar un poquito con L ( casi nueve meses ya en Amsterdam, el tiempo vuela; la echo de menos); bajar a comprar, terminar una carta, tortilla de patatas

en casa hace frío estos días

aniversario hoy (¡27!), cumpleaños en unos días, menudo vértigo... 

(y buenas noticias de la Chica Pelirroja, eso siempre me pone de buen humor)

por lo demás, papeleos y compromisos y pereza

(para cenar, tengo una berenjena en rodajas que voy a freír, ya está en remojo; y una ensaladita de tomate)

pues anoche llovió 

la típica tormenta de verano: relámpagos como de película de la Hammer, mucho viento y poca agua

por la tarde había hecho calor

en el restaurante, mucha gente, casi toda de fuera; después, paseando, tardé un rato largo en empezar a ver banderitas aquí y allá

por la mañana, terminé de leer el nuevo libro de Elisa, que es una cosa tremenda, como para tener al lado una libreta para apuntar nombres y títulos (pero una libreta bien gorda, porque la vas a llenar)

Música para el fin de semana de fastos y desfiles. La deriva sentimental es el nuevo disco de Antonio Galváñ Parade, y no tiene desperdicio; no hay nada ahí que no me guste. Como muestra, dos botones.

Por lo demás, seguimos arrastrando verano.

Días tranquilos en el edificio Baxter. 

es como si el verano no se fuera a terminar nunca, aunque lo disimule por las noches, y esta espera continua lo contamina todo, y está uno que no sabe qué hacer

una opción: cortarse el pelo (que ya toca)

otra: repasar las tiras de Halloween de Peanuts (¡la Gran Calabaza!)

Música para el fin de semana (y para el resto del indian summer, claro, que parece que todavía dura). Beat Happening. Me encanta este rollo lo-fi, casero o como se quiera llamar.

Por lo demás, poca novedad. Semana de inmersión (y larga, que del Marco Incomparable no salgo hasta el miércoles; ahí ya descanso).


(Bola extra: el otro día vino Abascal al barrio a hacerse una foto al pie de uno de los toros gigantes de aquí enfrente. Este domingo parece que viene, con sus fieles, a ver si llena la plaza y para sus cosas de calentar ánimos nazis. Malditos roedores...)

pues a ver, queda tortilla de ayer, hay un poco de caldo, y queso, y pan: todo bien

mira que me gusta poco decirlo, me sabe mal porque, bueno, qué sé yo, no le conozco, pero de verdad que el nuevo alcalde me parece perfectamente idiota, un idiota sin complejos (por decirlo siguiendo el libro de estilo de las derechas, que tan bien les funciona), UN IDIOTA DE NO CREÉRSELO

(la otra, la de la Comunidad, un poco también)

y no entiendo nada

(en otro orden de cosas, haber recibido esta mañana carta de C me pone de buen humor para lo que queda de semana)