la otra noche, antes de irme a la cama, vi desde el balcón a un grupo de personas sordas que gesticulaban en la acera, la típica conversación de nos tomamos la última: movían las manos con rapidez, reían en silencio; recuerdo la escena con la misma definición borrosa con que se recuerdan los sueños

por lo demás, qué bien que refresque de madrugada, echarse encima la sábana cuando todavía no es de día y volver a dormirse

me lo cuenta con los ojos brillantes: irse a Grecia y buscarse allí la vida, encontrar trabajillos de guía en museos, alquilar un piso para ella sola por el mismo dinero que ahora paga por una habitación en la casa del terror, alejarse del bucle sin salida en el que siente que está atascada, empezar de cero en un sitio en el que, desde muy chica, siempre ha querido vivir

(me lo cuenta mejor, más atropellada y con menos drama, pero yo qué sé, me sale así)

y a mí escucharla me pone de buen humor y me emociona, y luego pienso que ojalá volver a sentir ese entusiasmo por las cosas, porque igual con los años lo que sí se pierde es la capacidad de ilusionarse hasta la médula de los huesos

(en otro orden de cosas, hoy se ha dormido bien en casa, sin ventilador y con las ventanas cerradas; por fin) 

Música para el fin de semana. Si esto no os levanta la moral, yo ya no sé.

esto era Marte ayer (la foto es del twitter de Paul McAuley, y si él lo dice será verdad)

ayer, en la Tierra (o, por lo menos, en el trocito de Tierra que me rodea), el día fue raro: papeleos por la mañana, el calor, noticias deprimentes en el Marco Incomparable, el puto circo del Congreso (de eso mejor no hablar)

el verano, los días que pasan

y hace ya dos meses

pues son las siete y media, hace un calor del demonio

he hecho una ensalada de patata con atún, huevo duro, cebolla y pepinillos, y con bien de aceite

cielo negro, truenos, rompe a llover de golpe, con ganas

(no sé si bajar a la calle y bailar como un mono) 

en general, me gusta todo, pero hay unas pocas cosas en la segunda temporada de Sabrina que me hacen especialmente feliz

una, ver al padre de Laura Palmer hacer de antipapa rijoso

otra, los apellidos de algunos personajes: King, Blackwood, Jackson, Machen, Lovecraft

también: Dorian Gray, ¡y su retrato!

y, sobre todo, que la protagonista me recuerda mucho a mi amiga L 

ya no sé si fue el viernes, me parece que sí

en la estación de Atocha, no sé por qué, olía a comida india, a curry: toda la estación 

en la entrada del monumento a las víctimas del 11M (uno de los sitios más dejados y anónimos del mundo conocido), en la penumbra azul, una chica de uniforme miraba el móvil con cara de aburrida; un tatuaje pequeño le asomaba por la manga de la camisa hacia el codo

todo, la chica ensimismada y el olor a curry, me pareció una escena de uno de los cuentos minúsculos de Jorge de Cascante, que es un señor al que descubrí en El Butano Popular y ahora ha publicado un libro maravilloso titulado Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo, y que escribe relatos minuciosos y melancólicos que parecen postales antiguas, de esas con los colores saturados, y me hacen siempre pensar en purpurina desvaída y helados a medio derretir

salí luego de la estación pensando que me gustan mucho los tatuajes pequeñitos, Tom o Jerry, emojis, notas musicales, una línea de texto (a lo mejor un verso)

(sí, seguro que fue el viernes)

Música para el fin de semana: que Cariño tengan canción nueva igual es lo mejor que ha pasado estos días.

En otro orden de cosas, pues que terminé de ver Doom Patrol y Stranger Things 3 y todo bien ahí. Mucho Morrison en la primera, como debe ser, aunque peca de cierta morosidad en el desarrollo (el efecto netflix); ver a Flex Mentallo en acción, eso sí, no tiene precio. Continuidad y mucho guiño autorreferencial en la segunda: no hay sorpresas, ni falta que hace.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

a veces me fijo en las cosas importantes

a ver, 50 años del Apolo 11, madre mía (y todavía veo/leo a gente por ahí con la cosa de que fue un fake... bueno, y hasta terraplanistas, que de verdad yo ya no sé)

(por cosas así echo de menos a Lupita: este lunes seguramente hubiera alunizado también ella)

anoche, antes de acostarme, vi a un murciélago que volaba despacio y en línea recta delante mismo del balcón, de derecha a izquierda

y esta mañana google me ha recordado que hace un par de años estaba, tal día como hoy, en Gijón, tan ricamente, disfrutando de la Semana Negra y de otras cosas (por ejemplo, el clima)

15 de julio: este verano se me va a hacer muy largo

Música para el fin de semana. De Yo La Tengo está dicho todo ya aquí. Un refresco (que falta hace) en dos partes, 

Por lo demás, esta noche ha sido el infierno. Ya más no puedo decir. Lo del verano me mata.

qué cielo tan sucio y qué sofoco de día, pero igual hemos salido a comer y a comprar unos calcetines y un despertador

(hay una mosca jovencita por aquí, no hay manera de echarla: eso también es el verano, perseguir moscas por toda la casa y abrirles las ventanas para que se piren)

lo mejor  de estos últimos días (o no sé si lo mejor, pero en mi lista está bien arriba): leer a Camino Román, que actualiza a diario (¡!!); bueno, eso y Paquita Salas

cuando te das cuenta de que ya es bien entrado julio y caes en todo lo que en enero pensabas que a estas alturas habrías hecho ya o estarías por hacer

como cada año: la torre de libros por leer, el montón de cuadernos en blanco, los tiestos medio moribundos

el gusto de dormir con las ventanas cerradas, sin ruidos y sin sudores... ojalá un verano entero así (pero no, claro: esto ha sido un espejismo)

visitas ayer, de las que alegran la vida: por ratitos así me gusta decir que tengo el mejor trabajo del mundo (por los ratitos y por ellas)

por la noche, tormenta de las buenas, con mucho aparato eléctrico (qué expresión más camp, como de Stranger Things) 

por lo que sea, no tengo sensación de verano: será, a lo mejor, que no he salido de Madriz todavía, cuando otros años ya habría hecho algún viajecito, o hubiera estado a estas alturas paseando por Gijón

pues ya está: de la manifestación orgullosa de ayer, lo que queda hoy es la performance de C's, la sonrisa cínica de Arrimadas, la indignación impostada a mayor gloria de Albertito: lo que pretendían, lo que siempre consiguen

qué pena todo

(mientras tanto, una alegría chica: se ha reeditado en condiciones óptimas Charlie Moon, para mí la obra maestra de Trillo y Altuna; que ya era hora)

Música para el fin de semana. Se llaman Doe, y suenan a ya escuchado, pero en bien y muy a mi aire, así que yo qué sé, a mí me vale.

Por lo demás, semana con sus cosas y sus noticias. Por ejemplo, que ayer mismo empezaba la Semana Negra. (Aquí, programa y A Quemarropa diario para bajarse y leer.) Por ejemplo, que también ayer un juzgado le daba en la boca al flamante alcalde echando para atrás la moratoria de multas de Madrid Central, así que ojo al inminente cacao. Por ejemplo, que hay un nuevo revuelo idiota con la noticia de que el próximo remake Disney de una de sus pelis de animación (La sirenita, na menos) estará protagonizado por una chica negra, y claro, qué escándalo... (madre mía, las cabezas). Por ejemplo, que me enganché a Paquita Salas, con todo lo mal que me caen los Javis como personajes. Vista ya la primera temporada, y qué maravilla, oye. Por ejemplo, y esto también es notición, que se han hecho públicos los primeros Premios de la ACDCómic, que se llevaron Max y María Medem (profesional y emergente, los dos apartados).

Eso, en fin. Que la semana bien, gracias.

Días tranquilos y de ventilador en el edificio Baxter.

duermo a veces del lado izquierdo, y entonces no sé bien qué hacer con esa mano y acabo tapándome la cara con ella, pero cuando duermo del lado derecho es como que me organizo mejor y no me sobra ningún brazo

luego llega el verano y ya da igual, porque no hay manera de dormir

anoche hubo tormenta

cosa de poco, unos truenos secos y un chaparrón repentino que, al menos por aquí, no duró más de dos minutos, pero ventanas abiertas 

luego, ya de madrugada, unos operarios han estado trabajando en la calle cerca de una hora

noches toledanas

sin pensarlo siquiera, me siento en el banco y hago una foto de los dos pares, tan cuidadosamente dispuestos, y la subo a instagram como 'historia' (me divierte mucho esa juego de narcisismo con fecha de caducidad)

después sigo leyendo mientras espero el tren; ando ahora con Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás, de Julián Rodríguez (y aquí se me ocurre pensar en cómo llego a algunos libros: a veces es el título, a veces cosas que otros me dicen, a veces una casualidad, una cita, referencias cruzadas; o, como este caso, que su autor muera y mucha gente de cuyo criterio te fías se deshaga en elogios, que a lo mejor llegar así es un poco llegar por la puerta falsa, pero el caso es llegar)

cosas que vas dejando porque por dentro tienes doce años y piensas que igual si miras para otro lado no va a pasar nada; pero ya no

habrá que hacer lo que haya que hacer

en el balcón, los pajaricos siguen pasándoselo en grande: aquapark Baxter (y eso me pone de muy buen humor)