sábado, 31 de diciembre de 2022


Música para el fin de semana, y para el fin de año. A King Hannah los escuché ayer por primera vez, literal, y ya son mi cosa musical favorita de lo que va de mes, y de lo mejor que he escuchado en 2022.(Los descubrí en el listado de los mejores discos tristes del año de Hipersónica, ejem. Por dar pistas.)

Pues se acabó. Mañana, nuevo año. En estos doce meses han pasado tantísimas cosas que pararse a pensarlo de mucho vértigo. Hoy brilla el sol, el cielo está de un azul que da gloria verlo y a ver ese invierno dónde está, que yo lo vea.

¿Mi resumen? Pues, para ser breve... Lo mejor, mi gente. Lo peor, la otra gente. (No importa cuándo leáis esto.)

Otro día hablo de tebeos, de novelas y de cosas, si eso.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

domingo, 25 de diciembre de 2022


Música para el fin de semana navideño. (Con retraso, pero eh, mañana es fiesta.) He empezado a escuchar estos días a Billy Nomates, y no me acordaba de que ya la conocía por esto con Sleaford Mods. Darme cuenta me ha puesto contento, ya ves.

Pues decíamos ayer... que el tiempo vuela y ya es navidad, en una semana estamos celebrando el año nuevo (y en dos, queriendo que se acabe).

¿Lo mejor de estos días? Encontrarme en el metro, por un cruce rarísimo de casualidades, con mi amiga B (que es la madre de mi amiga C, una carambola que me hace muy feliz, la verdad). No voy a decir que llevaba diez años sin verla, porque igual han sido quince, vete a saber. De las endorfinas de ese reencuentro he estado alimentándome toda la semana.

Poco más que contar. El acelerón raro de las fiestas me despista mucho (más de lo normal).

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 17 de diciembre de 2022


Música para el fin de semana. Esto de The Softies lo compartí hace casi un año, pero no está de más repetir, que me gusta mucho cómo suena y, además, tienen el mood correcto para este sábado nublado.

La semana ha sido larga, con su trajín extra, y tengo esa sensación de todos los finales de año: el 2022 ha volado, pero cada mes se ha hecho eterno. Yo qué sé.

(Lo del trajín ha tenido como consecuencia que he estado menos al día del circo del Congreso, y casi mejor, la verdad. También, que  se me olvida contar cosas: vino Mer de visita, lo mejor que me ha pasado este mes.)

En todas partes están ya (desde hace días) las listas de lo mejor del año. Diría, como siempre, que a ver si tengo tiempo de hacer la mía. Pero como seguramente pasará que, como siempre, no la haga, pues nada. No hay lista. Y si la hay, será por sorpresa y de las que uno anota en una hojita deprisa y corriendo: me ha gustado esto, esto y esto otro, que es de lo que me acuerdo. Y mis amigos han publicado eso y esto de más allá: hacedles caso.

En fin, poco más. En una semana, Navidad, y yo aún no he comprado el turrón.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 10 de diciembre de 2022


Música para el fin de semana. Se llaman Alvvays y son de Toronto, y estos días han estado sonando por aquí bastante.

Estos días, que han sido raritos y comprimidos, más que populosos en el Marco Incomparable (de verdad, qué gentío y qué pereza), más que lluviosos y hasta un poco complicados. Se me está haciendo larguísimo 2023, no sé si lo he dicho ya.

Hemos visto la segunda temporada de Warrior Nun, que es tontísima, una insensatez detrás de otra, pero yo qué sé. He terminado ya El otro lado, de Mariana Enríquez, que me ha acompañado las últimas semanas. Y poca novedad más.

Hoy parece que asoma el sol y nos da un respiro la lluvia.

Días tranquilos en el edificio Baxter.


sábado, 3 de diciembre de 2022


Música para el fin de semana. Riel son argentinos, y los descubrí no hace mucho. Suenan bastante estos días en el edificio Baxter, sobre todo los primeros discos, más básicos y ruidosos.

Terminó noviembre, que se me ha hecho larguísimo, y lo hizo con la llegada del frío a la calle y el calor a los medios y el Congreso y alrededores. (La vergüencita ajena, también.)

El año se va yendo al carajo ya del todo, pero tenemos luces navideñas. Todo bien.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 26 de noviembre de 2022

Música para el fin de semana. Qué gusto da comprobar que Kim Deal y sus Breeders siguen en tan buena forma. Y qué gusto recuperar el cielo azul y los ratitos de sol, después de las lluvias y los vientos. Son alegrías  muy parecidas.

La semanita ha venido bien cargada de cosas ahí fuera, con su vergüenza ajena a tope. No merece la pena ni pararse a comentar, pero vaya tela.

En casa hemos empezado a ver Miércoles, la serie de Tim Burton. Y bueno, flojita. Cuatro episodios he visto y los chavales aún no han hecho vida de instituto (al parecer, tienen solo una clase: la de botánica weird que imparte la Ricci). Me parece un desperdicio. Eso sí, la protagonista clava el personaje, está estupenda. (Qué bonito ese baile con música de los Cramps. Las canciones de la banda sonora están bien, en general.) Tim, en serio, ¿ya no te acuerdas de cómo se hace? Bueno, hace años que no te acuerdas...

¿Más cosas? Bien ¡García! y muy bien The Peripheral, por seguir con series.

Y ya es navidad, parece. Luces y gentío por todas partes.

Socorro.

Poco más, de momento.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 19 de noviembre de 2022

Música para el fin de semana. BSÍ toman su nombre de la estación de autobuses de Reikiavik, que es un sitio tirando a tristón, según parece. Y a mí me han enganchado con esa chica a la batería (fetiches, ya sabéis) y ese señor con calcetines estampados tocando el tecladito ¡con el pie! Qué maravilla. Y qué bien suena el combo minimalista bajo/batería.

En fin. Noviembre avanza, llega el frío. Todo parece que se va complicando, en general, y en twitter la gente se siente un poco como en el Titanic justo antes del pepinazo, lo que no deja de tener su cosa de comedia, la verdad. (Precioso el espectáculo que está dando Melón Musk, por lo demás.)

Nada nuevo que contar.

Días tranquilos en el edificio Baxter.



sábado, 12 de noviembre de 2022

Música para el fin de semana. Se llaman Dry Cleaning, y me gusta mucho esta cosa que hacen de decir la canción, la manera de frasear (muy Laurie Anderson) y el bajo siempre ahí, de columna vertebral. (Además, en este set tienen un algo de Young Marble Giants, que son otro de mis fetiches.)

Pues nada, vamos navegando el mes como podemos. Yo llevo a todas partes El otro lado, de Mariana Enríquez, que es una colección gigante de sus textos periodísticos que me va a tener hechizado lo que queda de mes, si no más. Estuve viendo El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro, que tiene dos episodios excepcionales (los dos últimos), y ando también enredado con las entregas de ¡García! y The Peripheral.

Estos días asomarse a los telediarios y tertulias tiene mucho de vértigo. Uno se para un poco a pensar y qué sensación de que todo se acelera y no hay nadie que sepa cómo frenar. (Y de Death Ayuso mejor ni hablamos. Madre mía.)

En fin. Seguimos.

Días tranquilos en el edificio Baxter. (Hoy, con paraguas.) 


lunes, 7 de noviembre de 2022

(por ordenar las cosas un poco, que luego se me olvida)

vinieron a lo de llamar la atención por el cambio climático e hicieron lo suyo en la sala de las Majas, que está relativamente apartada y hay espacio, y bueno, lo previsible; el mal rato de las compañeras que estaban de servicio, lo peor (estuve muchos años ahí y ni me puedo hacer una idea de cómo habría reaccionado yo) 

luego, el circo de siempre, los orcos que se tuvieron que venir de casa o del vermut (eso, lo mejor), control de daños, salas cerradas, salas abiertas al poco rato, aquí no ha pasado nada

y gente consternada
y gente que pregunta
y gente que se acerca a la zona cero
y gente indignada

y la tarde se pasa sin que nos demos cuenta mientras arde internet (es un decir) y qué ultraje, pero lo importante de todo esto es que tienen razón y haciendo estas cosas al menos están en los telediarios, en los titulares, y se habla de que tienen razón pero las formas, de que así no... pero se habla

así que, mira, bien por ellas, ya que los demás no hacemos gran cosa y de arriba van a hacer aún menos y el tiempo se nos acaba



sábado, 5 de noviembre de 2022

Música para el fin de semana. ¿Sabes cuando una canción se cuela en tu cabeza y no deja de sonar un día y otro, y otro? Pues eso me ha pasado con esta Solita Malinconia de la que no sé absolutamente nada, más allá de que no es de la Lio francesa de Banana Split (ahí el algoritmo se equivoca, pero gracias a ese error la escuché, así que ni tan mal).

Pues en eso estamos. Y, sin salir de lo musical, esta semana me he enterado de que el año próximo hay discos nuevos de Yo La Tengo y ¡de Everything but the girl! Todo buenas nocticias.

Por lo demás, qué rara esta semana.

Parece que las temperaturas van ya bajando, y en el trabajo hay que tener la chaqueta a mano.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

martes, 1 de noviembre de 2022

sábado, 29 de octubre de 2022

Música para el fin de semana. Fin del mundo son de Argentina, y planean bien entre el dream pop y el shoegaze (por decir algo que vaya más allá de, ejem, mis fetiches y que me cayeron bien de primeras).

La Gran Calabaza está cada vez más cerca, el mes se acaba y en casa hemos estado viendo esta semana Heartstopper, una serie que no me voy a cansar de recomendar porque te deja tan buen cuerpo, tan contento de vivir, que debería ser obligatoria. (Abstenerse alérgicos a eso que llaman 'lo woke' arrugando la nariz y enfadados vocacionales: no os va a gustar. Otra razón para verla.)

Yo ando peleándome con un catarro sideral, y aproveché las ganas de sofá y manta para comprar alguna cosilla de leer. (I mean: tebeos.) Que eso también cura.

Por lo demás, qué voy a decir.

Días tranquilos en el edificio Baxter.



sábado, 22 de octubre de 2022


Música para el fin de semana. Plumtree hicieron una canción titulada Scott Pilgrim, que inspiró a Bryan Lee O'Malley para sus tebeos. Y esta grabación suena fatal, pero yo qué sé. A mí me han alegrado las mañanas estos días.

Días raros. Por fin llega el otoño de verdad. Pantalones largos, paraguas.

Después de El club de la medianoche y de Los anillos del poder, que han sido un poco bajona, vimos en casa la tercera temporada de Derry girls (maravilla) y la primera de Ms. Marvel, que me funciona mejor en las partes menos superheroicas, y mira, muy bien.

Disco nuevo de Parade y libro nuevo de Mariana Enríquez: como ochocientas páginas de artículos, conferencias, textos variados. Cosas que me alegran la vida.

Por lo demás, sin novedad. Esperando a la Gran Calabaza.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 15 de octubre de 2022

Música para el fin de semana. El buen hijo tienen un punto dulzón que a mí me gusta mucho y habrá a quien le espante, pero mira, es mi fiesta. (Que además la bajista sea Alicia Cariño no deja de ser un plus.)

Y bueno, qué tal la semana. Yo bien. Llega esa época en que el otoño no acaba de despedir al verano, y empiezo a librar todos los días que no he podido disfrutar a lo largo del año. (Que yo en el trabajo genial, ¿eh? Me río todos los días, y eso me da la vida. Pero vamos, donde mejor estoy es en casa, esto es así.) 

Esa época en la que predico la llegada de la Gran Calabaza, también. ¡Que no queda nada!!

Por lo demás, poca cosa.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

jueves, 13 de octubre de 2022

me cruzo a veces por las mañanas con una chavala jovencita, delgada y muy pálida, que va siempre muy tapada, con guantes y una pamela que la protege del sol, con gafas oscuras 

y siempre escucho como un rumor en la trastienda de mi cabeza, el ruido que hace Lupita removiendo cajas mientras busca las botas rojas, y la escucho susurrarme propuestas para escribir historias de vampiros de barrio, un poco mayores ya y muy amables, que pasearían por la acera de sombra y se entretendrían en dar de comer a los gatos

en fin, que a veces echo de menos a Lupita

domingo, 9 de octubre de 2022


(probablemente sea una decepción, como todo lo que ha hecho Tim desde ya ni me acuerdo, pero chica, yo qué sé, a mi esto me pone de buen humor)

sábado, 8 de octubre de 2022

Música para el fin de semana. Si se llaman Cayetana tienen, de entrada, toda mi atención. Además, suenan muy bien y la actitud es la que tiene que ser. Cero objeciones.

Y la semana bien, gracias. He leído bastante, charlé con A, que vino a verme, planté un par de cosas que me regaló M, hice unas empanadillas. En el lado de lo no tan bien, decir que duermo regular y ando estos días medio en piloto automático y adormilado. Astenia otoñal, será.

Poco más.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 1 de octubre de 2022


Música para el fin de semana. De The Aislers Set solamente sé que se fueron de gira con Yo La Tengo en algún momento, y eso para mí es ya una mínima garantía.

Vaya semana, ¿eh? En mi caso, al menos he tenido la alegría de ver a M, que estuvo unos días por aquí antes de volverse a Florencia. Bueno, y que en el trabajo estamos ya todos operativos: eso hace que las tardes sean más llevaderas, la verdad.

Pero en el mundo, ay madre, menuda semanita. Cada vez más cerca de la pantalla final, esa que incluye el icono de No Future.

Por lo demás, poquito que contar. El otoño, que hace sus cosas otoñales. Octubre. Calabazas.

Días tranquilos en el edificio Baxter. 

sábado, 24 de septiembre de 2022


Música para el fin de semana. Las Robertas son de Costa Rica, y suenan muy a final de verano, que es lo que corresponde esta semana. (De hecho, estos días han sido la banda sonora del edificio Baxter.)

Pues sí, se acabó el verano. Se nota porque todavía es de noche cuando me levanto, y ya se ha puesto el sol cuando vuelvo a casa. Se nota también en que ya está otra vez el barrio petado de gente, y en que la temperatura empieza a bajar: ya se puede dormir con la ventana cerrada, ya hay que echarse una sábana encima.

Por lo demás, poca novedad.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 17 de septiembre de 2022


Música para el fin de semana. Estos días escucho en bucle a las Cub, que son (eran) de Vancouver y tocaron durante los noventa. El algoritmo a veces me descubre joyas.

Llovió un poco, las noches han refrescado y, en general, el otoño parece que va anunciándose a su ritmo.

Yo estoy leyendo a Ali Smith, que por lo que sea me tiene enganchado. (Bueno, por lo que sea no: porque es muy buena, y cada dos o tres páginas hace algo que me deja loco.) Y en casa estamos viendo Kleo, que empieza raro y enseguida se viene arriba.

Y poco más que contar, de momento.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 10 de septiembre de 2022


 Música para el fin de semana. ¿Lo que más me gusta, en lo musical? Si nos vamos a lo básico, lo que más: chicas que hacen ruido. Y Hello Mary llevan esa etiqueta con gracia y sin complicaciones.

Pues la semana pasó sin pena ni gloria. Lo mejor: que ayer hice lentejas, y que el jueves vino la pequeña O de visita. (Madre mía, qué grande, qué guapa.) Pero han pasado más cosas. Se ha muerto una reina, no sé si os habéis enterado. Y alguna cosilla más. Que ahora hay llamadas a boicotear Carrefour, por comunistas. (En serio, lo he visto. Por escrito.) Que lo de los elfos negros y las elfas guerreras es una traición a no sé qué. Que si la nueva sirenita no, pero no porque sea negra, ojo: por fea. O lo de Savater hoy de que calor ha hecho siempre, hombre. O lo de Cantó marchándose de su chiringuito para fichar por la tele de Vocs.

No sé, mira. Lo de la extinción está mal visto, pero yo no veo una salida más digna.

Por lo demás, bien. El finde vuelve la calor, pero luego anuncian ensayo general del otoño.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 3 de septiembre de 2022


Música para el fin de semana. Espanto hacen un pop precioso y rarísimo, y no se me ocurre mejor opción para empezar el nuevo curso, la verdad. Porque ya estamos en septiembre, ojo. Esto se pone en marcha otra vez. (Con lo bien que estábamos en el ensimismamiento.)

Pues sí. Se acabaron las vacaciones. La vuelta al Marco Incomparable ha sido blandita, sin mucho aparato. Ya sabéis, reencuentros felices y retomar rutinas que ya salen solas, sin pensar. Además, el otoño está a la vuelta de la esquina y las noches empiezan a ser respirables. Qué sé yo, vamos a poner buena cara y confiar.

Días tranquilos en el edificio Baxter.



sábado, 27 de agosto de 2022

 Música para el fin de semana. Hoy me levanto un poco así, con  ganas de Battiato y de otoño.

La semana bien, gracias. Calor otra vez, casi aburre decirlo. Tardes de pantalla: tercera temporada de The Split (qué bien todo y qué llorera, madre mía, qué gusto), primera de Severance (patas arriba me ha dejado). También, los primeros episodios de la cuarta de Lo que hacemos en las sombras, que nace ya muerta (ejem) pero aún se agarra a unos personajes irresistibles y a un delirio sanísimo.

Poca cosa más. Pasan los días y las ganas de volver al trabajo no llegan, por lo que sea. (El día de vuelta sí que va a llegar, está ahí mismo. Bah.) 

Días tranquilos en el edificio Baxter.


(Bola extra: un poco Astrud también me estoy levantando estos días.)


sábado, 20 de agosto de 2022


Música para el fin de semana. Me gusta volver a Metaluna de cuando en cuando, de la mano de Parade y sus canciones. (En Metaluna se está mejor que en Madriz, fijo, ahora que viene otra vez la calor.)

Una semana de vacaciones gallegas y qué bien todo, ya está dicho.

Lecturas recientes: Los niños de la casa grande, de Ángela Porras, un cuento de terror rural que muy bien. (A la venta aquí por un eurito, hacedme el favor.) La piedra de la locura, de Benjamín Labatut. (Leí, y me gustó mucho, Un verdor terrible, y esto podría ser contenido extra de una próxima edición de coleccionista, no sé si me explico.) No me acuerdo de nada, de Nora Ephron, que es ligero, gracioso y afilado y se lee en un suspiro. Otoño, de Ali Smith, no lo he terminado aún, pero habiendo leído dos tercios puedo decir que me ha enamorado y ya estoy a la caza de sus demás libros.

Visionados: pues además del capítulo extra de The Sandman (qué bonito lo de los gatos, ¿verdad?), estamos viendo en casa Night Sky, una serie de ciencia ficción rarísima, que se cuece a fuego lento y está protagonizada por Sisssy Spacek y JKSimmons (tremendos los dos, qué gusto).

Poco más os cuento.

Días tranquilos en el edificio Baxter. 

viernes, 19 de agosto de 2022

los dibujos del líquen en el alféizar me hacían pensar en el Marte de la trilogía de Kim Stanley Robinson cada vez que me asomaba a la ventana del hotel, porque mi cabeza funciona así cada vez más a menudo: conexiones inesperadas, imágenes que se reflejan en otras imágenes (por ejemplo, en la exposición de Emma Ríos: unas viñetas pequeñitas y unas líneas que me llevan a las tintas sedosas y precisas de Alex Niño; cosas que me ponen de buen humor)

de vuelta de La Coruña, cansados pero contentos: una semana que se puede resumir en largos paseos, mucha y buena comida, lectura, siestas y, sí, también visitar el festival Viñetas desde el Atlántico, aunque en calidad de Invisible, lo que significa que nadie se dio cuenta

me gustaron en especial las expos de Borja González y de Mayte Alvarado (las páginas alineadas descubren ritmos internos que en el libro pasan desapercibidos); la de Emma también, ya está dicho, y la de Canales, que me pareció muy didáctica, bien pensada

(al hilo de esto: tengo problemas con las exposiciones sin originales; no entiendo la mera sucesión de reproducciones digitales, a no ser que haya un discurso, una reflexión, un afán de explicar algo, bocetos, ensayos, el making-of)

y poco más, ya digo: dormir, comer, pasear, leer, mirar (la gente, el mar, los perrillos)

es el segundo año que vamos, y no será el último


 

sábado, 6 de agosto de 2022


Música para el fin de semana. Esta canción de Bleached (Think of you) no me la he sacado de la cabeza en lo que va de semana, por lo que sea. Y tan ricamente, la verdad.

Llegaron las vacaciones, y de momento todo bien. En unos días marchamos al norte, en busca de frescor, relax y paseos al lado del mar. (También hay una cosa de tebeos a la que, por una vez y sin que estuviera planeado, llegamos a tiempo.)

Últimos visionados: pues nos merendamos en tres sesiones la nueva serie de Star Trek, y qué bien, qué cosa más bonita. Antes habíamos visto Paper Girls y también muy guay, aunque hay un par de episodios a lo mejor un poquito confusos que desmerecen del resto. Y, antes de eso, disfrutamos un montón con Irma Vep, que tiene casi todo lo que me gusta y dos o tres cosas más.

Últimas lecturas: La mujer enmascarada, de Elena Cabrera, que recopila el diario que fue publicando en ElDiario.es durante los primeros meses de pandemia. Qué sensación rara recuperar hoy ese tiempo, y qué bien lo reflejó Elena entonces, todas las dudas, los miedos, las emociones. Qué bien que el libro exista y fije todos todos esos recuerdos. (También: A prayer for the crown-shy, lo último de Becky Chambers, una maravilla que te deja buen cuerpo y mejor humor. La verdad, no sé si puedo querer más a Becky.)

Y mientras tanto sigue la calor, y ahora el sainete viene a cuento de las medidas de ahorro energético que se proponen y de un montón de gente que se lleva las manos a la cabeza porque no se enteran o no se quieren enterar, y parece que hay también una crisis porque hay escasez de cubitos de hielo (really?!) y yo ya no sé a qué esperamos para extinguirnos, en serio.

Días tranquilos en el edificio Baxter.  

sábado, 30 de julio de 2022


Música para el fin de semana. Iggy Pop vino a tocar al Teatro Real, y la verdad es que me pone de buen humor verle pasear sus chichas venerables por el escenario, y escuchar cómo retumba lo de quiero ser tu perro en un sitio tan pulcro.

Por lo demás, he oído que viene otra ola de calor; lo que no sabía es que se hubiera ido la anterior. Lo que sí se termina es el mes de julio. A veces tengo la sensación de que el año no pasa, sino que se va desmoronando a nuestro paso.


Días tranquilos en el edificio Baxter.


 

sábado, 23 de julio de 2022


Música para el fin de semana. Rosalía está de gira, igual os habéis enterado ya. (Ejem.) Y hay como una polémica un poquito cansina a propósito del show, y que en realidad es a propósito de más cosas y tiene que ver, me parece, con los años. Así, algún crítico musical de prestigio ha arremetido, argumentando que no se puede llevar al templo de la música en directo (cito palabra por palabra) un espectáculo sin músicos que no deja de ser, por tanto, un karaoke gigante. Entre otras lindezas, y con aplausos y pataleos a un lado y otro del ring. Yo, leyéndolo, me he acordado automáticamente de cuando, en los ochenta, vino por primera vez (o casi) Marc Almond, acompañado en el escenario únicamente por un magnetófono tamaño XXL en el que llevaba todo el acompañamiento musical pregrabado. Los ataques fueron similares entonces, y buena parte de los que salieron en defensa del bueno de Marc son los que hoy no se enteran de nada a la hora de mirar lo que hace Rosalía en el escenario. (Mi recuerdo de aquello probablemente está medio inventado, que hace muchos años y tengo la memoria regular nada más. Pero creo que se entiende lo que quiero decir.)

En otro orden de cosas, la calor no es que haya vuelto, es que no tiene pensado irse, por lo visto. En casa estamos viendo Hacks, que es una comedia que habla de humoristas y de muchas cosas más. Y yo ya estoy necesitando unas vacaciones con urgencia.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 16 de julio de 2022


Música para el fin de semana infernal. Belle and Sebastian otra vez, que este Tiny Desk suena muy jovial y bastante fresquito. (Cuidao con el sol, Stuart, que pareces una gamba.)

Madre mía, la calor.

Bueno, es que tengo las neuronas (las dos o tres que quedan vivas) al ralentí.

Las cosas siempre se pueden complicar, aunque no te lo creas.

Pero ahí vamos.

(Stranger Things 4 bien, por cierto. No sé a qué viene hacer episodios tan laaaargos, pero por lo demás bien.)

Días tranquilos y en llamas en el edificio Baxter. 

sábado, 9 de julio de 2022


Música para el fin de semana. A Ede me la ha recomendado mi amiga en su última carta, y me ha faltado tiempo para ir a mirar.

Pues nada, aquí estamos. La cosa remonta, pero ahí fuera el mundo no hace más que dar sustos. Y qué pereza, de verdad. Al menos, en casa hemos contratado ya vacaciones para el mes que viene. Unos días de mar y norte es justo lo que nos hace falta para recargar la batería.

Mientras tanto, en la espera, días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 2 de julio de 2022

Música para el fin de semana. He encontrado este cover que hacen First Aid Kit de Runnin up that hill, la canción de moda de Kate Bush. Aquí somos devotos de Kate, esto es sabido. Por lo que sea, esta versión me pone de buen humor. Que mira, no es poco.

Pues la OTAN vino y la OTAN se marchó. El calor vuelve y yo remonto ya el primer catarrazo de la temporada. Lo que no cambia es la pereza, de eso tengo para dar y tomar.

En casa estamos viendo la tercera temporada de The Umbrella Academy, que tiene un duelo de baile divertidísimo en el primer episodio, y unos personajes y un mood tan para mí que, chica, es que me dan la vida.

Por lo demás, llegó julio. Empieza la cuenta atrás de las vacaciones.

Días tranquilos en el edificio Baxter.  

sábado, 25 de junio de 2022


Música para el fin de semana. En esta casa se le tiene cariño a la gente de Belle & Sebastian, y cada nuevo disco suyo me pone de buen humor, aunque a la larga acabe por escuchar siempre las mismas canciones de los mismos primeros elepés.

Cosas que han pasado: la ola de calor se fue y llegó una primavera demorada que da gloria salir a la calle. Hubo elecciones en Andalucía y en fin. La guerra sigue, y siguen los preparativos de la cumbre de la OTAN. (En mi barrio he visto carteles de una manifestación para mañana, con su "Bases fuera" y todo. Qué ternura. Yo qué sé, debo estar supermayor, porque me parece un poco ridículo, a estas alturas y mirando cómo está la cosa alrededor.)

Y en los USA ha pasado lo de la marcha atrás al derecho al aborto.

La verdad, nos está quedando una distopía preciosa, ¿que no?

En fin.

Días tranquilos en el edificio Baxter.. 

 

sábado, 18 de junio de 2022


Música para el fin de semana. Nilüfer Yanya hace una cosa entre el jazz y la bossa y cien cosas más, que seguramente no voy a escuchar muchas más veces, pero que me encaja bien con este final de primavera perezoso y sofocante.

Y es que de poco más se puede hablar: la calor, que este fin de semana parece que empezará a remitir un poquito. (Bueno, también de precios, de las elecciones andaluzas, de la guerra, del parque de atracciones OTAN que se nos viene encima, de lo nazi que no cesa, no sé.)

Días tranquilos (y de ventilador a tope) en el edificio Baxter.

lunes, 13 de junio de 2022

en el apartado de cosas que me ponen de buen humor, el regreso a las listas de éxitos de Kate Bush gracias a la nueva temporada de Stranger Things; porque aquí somos muy de Kate, y también somos bastante de Eleven y compañía

además, vimos una serie británica estupenda (no sé por qué nadie utiliza ya este adjetivo, que suena tan bien y, bueno, sí, tan vintage): In my skin


por lo demás, poca cosa reseñable: la logística se nos ha complicado un poco por aquí, y ahora los días transcurren con más prisa; además, la calor me mata, me amodorra y luego no me deja dormir; la Feria del Libro vino y se fue, y yo volví a no ir (y eso que este año me apetecía); que necesito unas vacaciones, vaya


 

sábado, 11 de junio de 2022

Música para el fin de semana. Sube la temperatura, y el cuerpo pide algo recogidito y a la sombra. Esto de La Bien Querida viene al pelo, creo.

Pues eso, lo que decía: la calor. De qué vamos a hablar, si no. (Qué largo se me está haciendo el verano.)

Actualizando: los gorriones han vuelto al balcón, ya lo dije. A beber, a bañarse. He vuelto a ver también a la señora que viene a dar de comer a los gatos. Y qué gusto abrir las ventanas por la mañana, tempranito, y dejar que corra el aire por la casa. (El aire y las moscas: no todo van a ser alegrías.)

Días tranquilos y de ventilador en el edificio Baxter. 

sábado, 4 de junio de 2022



Música para el fin de semana. Airbag adelantan su nuevo disco con una especie de guiño a Los Planetas de los primeros años que te deja el cuerpo medio raro. Pero mira, Airbag siempre bien. (Dejo aquí, también, alguna de sus canciones que más me gustan, para supervitaminar y mineralizar la mañana.)

Casi no hay novedades, y las que hay tampoco son como para salir de fiesta (endodoncias incluídas). La rutina se ha complicado un poco, pero bueno, todo en orden. Eso, en casa, porque lo del Marco Incomparable empieza a acelerar tanto que es para que suene la tonadilla de Benny Hill, do you remember? (Spoiler: lo de la OTAN va a ser de traca.)

Por lo demás, una cosita que me pone de buen humor: volvieron los gorriones. Así que bien.

Días tranquilos (o así) en el edificio Baxter.

sábado, 28 de mayo de 2022


Música para el fin de semana. De Cate Le Bon habló bien Mayte Alvarado, y a mí con eso ya me vale para curiosear un poco sus canciones. Y mira, pues sí.

Cosas buenas de estos días. Por ejemplo, y sobre todo, la visita de Mer, que hacía dos años y medio larguísimos que no la veía. (Vosotros quedaos con vuestro emérito, que yo ya tengo a mi reina de Grecia.) También, un fresquito inesperado que se ha ido ya, ay. Y los discos nuevos de Cariño y de Julio Bustamante. Y volver a ver a M, que vino con Mer.

Cosas malas. Pues, en general, la pereza que da todo. No hay sorpresas ahí.


Días tranquilos (y ahora ya veraniegos para largo, me parece) en el edificio Baxter.

sábado, 21 de mayo de 2022


Música para el fin de semana. Se llaman Hitsujibungaku, y no tengo ni idea de cómo he llegado a ellas, pero lo que hacen es justo lo que, a veces, me pide el cuerpo. Así que, mira, aquí están.

Por lo demás, madre mía, el lío. Que sí una viruela rara, que si un emérito golfo, que si un calor impropio... yo ya no sé.

En fin, que mayo se me está haciendo larguísimo.

Días tranquilos en el edificio Baxter. (Sacad el ventilador, que esto va a más.) 

sábado, 14 de mayo de 2022

Música para el weekend. Portishead, hace un par de semanas. Y no digo más, que no hace falta.

Lo mejor de estos días, la visita de F el jueves.

Lo menos bien: el verano adelantado, que me agota.

Y, bueno, eso: días tranquilos en el edificio Baxter.


sábado, 7 de mayo de 2022


Música para el fin de semana. Debbie Harry y Suzy Quatro. Las dos tienen más de setenta añazos, y ahí las tenéis. Si verlas no os pone de buen humor, yo ya no sé.

En fin. Nada, que estamos a las puertas del verano ya. Este fin de semana se celebra el Salón de Barcelona, que ahora se llama no sé cómo y se plantea directamente como si la movida del pasado año no hubiera tenido lugar. Se han hecho públicos ya los premiados (Torres, Genie Espinosa y Paco Sordo, todo bien ahí), hay sesiones de firmas, hay alguna exposición que tiene pintaza (la de Gallardo, sin ir más lejos). Eso.

En otro orden de cosas, lo del circo de las escuchas y los espías y espiados. Todo tan turbio y tan grotesco que no sé si es más para reír o para llorar.

Y poco más. La primavera ha venido fuerte y lo de la astenia, que es una cosa que a la gente le da por estas fechas y yo arrastro durante todo el año, lo llevo fatal.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

  

sábado, 30 de abril de 2022


 Música para el fin de semana. Me flipan Sleaford Mods, esto se sabe ya. Esa mezcla de chulería, histrionismo, mala hostia y ganas de bailar, pues mira, que me da la vida.

Y bueno, vaya semanita. Que si tormentas, que si calores. Río de gente en el museo. Más guerra, el susto francés y, en casa, el router que petó (pero, las cosas como son, servicio técnico impecable y en un día nos instalaron uno nuevo).

En el lado guay de la vida, recibí una carta muy bonita de C (seguimos con el papel, otra cosa que me pone de buen humor).

Y ya estaría. Se acaba el mes hoy, y mira que se me ha antojado largo...

Días tranquilos en el edificio Baxter.

lunes, 25 de abril de 2022

esta tarde, volviendo a casa desde el metro por la calle Abolengo, un poco cansado y con la mascarilla en la mano, he mirado arriba, al cielo, justo a tiempo para ver pasar a dos cigüeñas que volaban muy bajo, la panza teñida de oro por el sol

un rato antes, en el tren, he visto a una bulldog jovencita que gestionaba regular lo de subir escaleras, así que la dueña tenía que llevarla en brazos

¿vuestro día qué tal?

sábado, 23 de abril de 2022

Música para el fin de semana. Wet Leg ya sonaron aquí en diciembre, y parece que ahora lo están petando. Ya ves.

Bueno, vaya semanita de lluvias y fríos, ¿eh? En el Marco Incomparable sigue habiendo más gente que en la guerra, los planos en papel se van a acabar y, precisamente porque lo del papel está regular ahora, va a tocar poner excusas y caritas de I'm sorry hasta que se impriman más.

Peor es lo de ahí afuera, claro. No sé si no será mejor ponerse las orejeras y volar en piloto automático, sin prestar atención, porque cada día tengo más claro que esto se nos va de las manos. Que Europa se desmonta, los malos ganan y la distopía se nos sube a las barbas. (Y del clima ni hablamos, Greta, que a ver quién se acuerda ahora de que en pocos años cruzamos el umbral y empieza la cuesta abajo impepinable.)

En fin, vale ya. Esto es de la edad, no me hagáis caso.

Que hoy es Sant Jordi, y Día del Libro. Que regaléis rosas. Que leáis, claro. Lo que os apetezca, eso sí: ni caso a las recomendaciones de los señoros y los escritores serios.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

jueves, 21 de abril de 2022

vuelve el frío y se van las mascarillas; más o menos

ayer, el día fue uno de esos que llamamos "de perros" no sé bien por qué (qué tendrán que ver la lluvia y el frío con un perrillo que pasea, atento a sus cosas de perrillo); en el museo, la sensación rarísima de verle la cara a la gente: a muchísima gente, además

(menos mal que, antes, en la estación, me encontré con mi amiga C, que siempre me pone de buen humor; no la veía desde antes del virus, y bueno, qué bien, qué alegría, qué buen cuerpo me dejó)

hoy tocaba descanso y me he ido a mirar libros al centro, y de nuevo la extrañeza en los sitios cerrados; llevo la mascarilla en la mano, me la pongo, me la quito, me la pongo otra vez, qué mareo

van a ser días raros estos

 

sábado, 16 de abril de 2022



 Música para el fin de semana. Aquí somos muy fans de Amelia Fletcher, así que verla activa y combativa, con Catenary Wires, con Swansea Sound o con lo que sea que se le ocurra montar mañana, nos da la vida.

Pues estamos en plena Semana Santa, que ha venido con su solanera y sus ríos de gente, madre mía, que se me había olvidado a mí lo que es un Viernes Santo en el Marco Incomparable.

En fin.

Nada, eso. Días tranquilos en el edificio Baxter.

jueves, 14 de abril de 2022

semanita de torrijas y mucho gentío, con su poco de lluvia y, ya hoy, su cielo azul; todo rarísimo y como a destiempo

en el balcón, alguna hormiga exploradora tanteando el terreno

en la tele, la cuarta (y última, espero) temporada de Killing Eve, que es un despropósito y se sostiene porque amo a los personajes (pero a todos), y no sé si la culpa del asunto es de las novelas, que ni he leído ni pienso leer, o del cha-cha-chá, pero bueno (también está la selección musical, que sigue siendo lo más)

en el transporte público, una selección de CF latinoamericana actual que ha editado Minotauro y que está muy bien, la verdad (El tercer mundo después del sol)

y eso; mediados de abril ya

sábado, 9 de abril de 2022

Música para el fin de semana. (Que va a ser largo, by the way.) Goodbye Joe, de The monochrome set, la descubrí no hace mucho gracias a la versión de Tracey Thorn, y sigue siendo hoy de mis canciones favoritas. Además, suena fenomenal en esta mañana de color gris. (Luego ya la segunda que suena te levanta el ánimo para remontar también el domingo. O eso espero.)

En fin, pues otra semana. El cuerpo pide vacaciones. Y torrijas. Lo primero no va a poder ser. De lo segundo nos ocuparemos el lunes, creo.

Días tranquilos en el edificio Baxter. 

miércoles, 6 de abril de 2022

el fin de semana lo rematé el mismo sábado con la visita sorpresa de M, que venía con una colomba pasquale de tamaño mini  (estaba riquísima, la verdad) y toda su alegría


estos días ha seguido el frío, pero ya hoy la cosa ha cambiado, y esta tarde ha empezado a calentar el sol; he aprovechado para rematar cosillas pendientes, pasarme a comprar tebeos y pasear un ratito


me entretengo buscando en spotify los discos que solía escuchar en vinilo (por ahí andan todos todavía, en la baticueva): cosas de Anne Clark, de Anna Domino, de Jonathan Richman, de Décima Víctima


los gorriones hace tiempo que dejaron de venir al balcón, pero me resisto a retirar el plato con agua, la última vez que pasó y lo hice, no tardó ni media hora en presentarse uno, yo creo que para reprochármelo; volví a poner el agua y volvieron a venir a beber y bañarse, así que no me rindo



sábado, 2 de abril de 2022

Música para el fin de semana. A Pom Pom Squad los traje ya aquí, pero no está de más recuperarlos, aunque solo sea por esos outfits IM BA TI BLES.

En fin. Pues esta semana de cambio de mes ha venido llena de acontecimientos y emociones. (Además, hace un frío que pela, pero ese es otro tema.) Por un lado, mi amiga A vino a presentarnos a su niña, que es monísima y me cae fenomenal ya. Un mes tiene. Por otro lado, y el mismo día, por fin desvirtualicé (o como se diga) a C. ¿Sabéis eso de que, después de mucho hablar con alguien por carta, por las redes, por fin os conocéis y así, cara a cara, de repente os cae regular o todo lo contrario, os cae mejor todavía de lo que esperábais? Pues lo segundo. Y, para acabar, anoche tomamos algo con el amigo CP, que se ha venido a pasar aquí el finde invernal, con su chica y su hijo. Para ver a la familia y eso. Hacía años que no nos veíamos y, bueno, qué risa.

Así que, mira, ni tan mal. A ver cómo rematamos el fin de semana y a otra cosa.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

miércoles, 30 de marzo de 2022

mi amiga F lleva casi todo el mes en Roma, y en estas semanas me ha enviado fotografías de: sus paseos, un tebeo de Zerocalcare, panettones y columbas, un gato tomando el sol, un montón de perros en Monte Mario

las cosas importantes


y hoy, que aquí llueve a mares, he mirado qué tiempo hace allí y he visto que también, que la previsión es de nubes gordas y algún rayo para los próximos días

(la primera vez que estuve en Roma me llovió bastante; la segunda también, pero menos)

sábado, 26 de marzo de 2022

Música para el fin de semana. Llamadme blando, pero escuchar a Soft Cell y Pet Shop Boys juntos y así de efervescentes me pone tierno (y de buen humor). Que a Marc Almond aquí se le tiene cariño.

Pues nada, que la vida sigue, la guerra sigue y la primavera se ha disfrazado de otoño para despistar. Y a mí cada día me puede más la pereza. Que si febrero se hizo largo, lo de marzo está siendo geológico, madre mía.

Esta semana ha venido de visita el amigo G, que está hecho un chaval y siempre me hace reír.

Por lo demás, poca cosa.

Días tranquilos en el edificio Baxter.


(Casi se me olvida: vista ya la primera temporada de Dickinson, y todo bien. Me quedaría a vivir ahí dentro.)


sábado, 19 de marzo de 2022

Música para el fin de semana. Ginebras ya sonaron aquí, pero no está de más recuperarlas. En este formato acústico tienen mucha gracia, la verdad. (Y a mí me alegran la mañana, que es de lo que se trata.)

Esta semana hemos sido marcianos, hemos recibido noticias de una guerra cada vez más impredecible y hemos visto a nuestros propios chalecos amarillos de sabotaje para paralizar el país. Casi dan ganas de volverse a confinar, ¿que no?

Días tranquilos en el edificio Baxter.



sábado, 12 de marzo de 2022


Música para el fin de semana. El pasado jueves se cumplieron los 25 años de la emisión del primer episodio de Buffy, cazavampiros,  la mejor serie  EVER, y yo he rebuscado un poquito (muy poco, en verdad) para encontrar este video en el que los creadores de la sintonía original (Nerf Herder) la tocan en bucle. Yo qué sé, a mí es escuchar los primeros acordes y se me pone carne de gallina siempre.

Por lo demás, en unos días se cumplirán los dos años del estado de alarma. Desde entonces, el mundo ha cambiado. Uno se da cuenta cuando dice que algo ocurrió antes o después de la pandemia, cuando comprueba si quedan mascarillas en casa, cuando lo primero que le pregunta a esa amiga a la que no ve hace tiempo es qué tal, si alguien de su familia.

Lo grave es que, sin que todavía nos demos del todo cuenta, el mundo está volviendo a cambiar ante nuestros ojos, y no pasará mucho tiempo antes de que empecemos a hablar, también, de antes de la guerra (que será la nuestra, no la del abuelo; la nuestra, aunque sea en un frente lejano).

Yo qué sé.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 5 de marzo de 2022


Música para el fin de semana. Otra vez Las Ligas Menores, que les estoy cogiendo el puntillo. 

No hay mucho que contar. Los días se suceden, y los telediarios son cada vez más distópicos. Hoy hace sol, que es lo que cuenta. Esta semana hice una incursión para comprar tebeos, y me volví a casa con lo nuevo de Borja González (maravilla) y de Anabel Colazo (que tiene una pinta estupenda, pero todavía no he podido leer). Y estamos viendo en casa Fringe, que es una cosa que vi a saltos y con muchas lagunas en su momento en la tele generalista y tenía ganas de recuperar en condiciones.

Por lo demás, ¡hoy es el Día del Cómic!

Días tranquilos en el edificio Baxter.  

sábado, 26 de febrero de 2022


 Música para el fin de semana. Visto que los niveles de distopía no dejan de crecer, vendrá bien escuchar cosas que pongan de buen humor. En mi caso, las Cariño tienen siempre ese efecto.

Pues eso, lo que decía. Tropas rusas, dibujantes muertos. Todo mal en este febrero larguísimo.

Menos mal que ha llegado la pequeña Olivia para alegrarnos el finde a todos. (¡Un abrazo grande, A!)

Días tranquilos (y de lluvia) en el edificio Baxter.

martes, 22 de febrero de 2022

la semana pasada terminaba con la alegría de abrazar a mi amiga L, que ha vuelto de Barcelona y se pasó para contarnos el previously on ahora que empieza temporada nueva (y qué bien tenerla cerca otra vez)

esta semana se abre con el martillazo de la muerte de Gallardo, que lo ha sido todo en los tebeos de aquí en los últimos cuarenta años, de Makoki a su María

y todavía no acabó febrero

sábado, 19 de febrero de 2022


Música para el fin de semana. Paracaidistas son una banda chilena que, por lo que sea, me han entrado bien estos días. Unos días, por cierto, de mucho vértigo, ¿no? Madre mía, febrero: lo corto que es y la de cosas que están pasando. (La verdad es que el año en general ha venido cargadito... yo creo que igual podíamos darlo ya por amortizado y saltar directamente al 2023. No vaya a ser.)

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 12 de febrero de 2022


Música para el fin de semana. Vuelvo siempre a Billy Bragg y estas canciones de sus primeros discos, como vuelvo siempre a cosas (lecturas, películas, músicas, paisajes) o a gentes que se pueden considerar lugares felices. Valores emocionales seguros. Y estos días perezosos de primavera adelantada parece que lo pidan a gritos.

Por lo demás, qué vergüenza todo, ¿no? Ya me entendéis.

Días tranquilos en el edificio Baxter. 

miércoles, 9 de febrero de 2022

pues menudo mesecito: se murió Fernando Marías, un señor al que no llegué a conocer pero del que muchos amigos me han hablado bien siempre; se murió Angélica Gorodischer, que tenía más de Italo Calvino que de Ursula K LeGuin; se acaba de morir Douglas Trumbull, que hizo los FX de 2001 o Blade runner, y dirigió Silent Running

y se ha hecho oficial la muerte de Madrid Cómics, la librería en la que más en casa me sentí siempre, en la que conocí a muchos de mis mejores amigos (y en la que trabajé un tiempo corto, cuando estaba en Los Sótanos de la Gran Vía y los dinosaurios dominaban la Tierra, ejem): y me acuerdo de los pinchos de tortilla y los bocatas de lomo, de descubrir a Frank Miller y Alan Moore y los Hernández, de las exposiciones, de las postales de Sombras Ediciones, del Tribulete y del Urich, y de su hijo, de Federico del Barrio y de Raúl, del Madriz, de tanta gente, de tantos años

la agonía ha sido larga, demasiado; y la muerte, un poco fea: sin aviso, sin despedida

qué pena

sábado, 5 de febrero de 2022


Música para el fin de semana. Se llaman yourboyfriendsucks! y son chinos (de Guangzhou, según leo). Yo qué sé, me han hecho gracia. Tienen una versión cristalina de Just like honey, y a mí con eso ya me tienen ganado, soy así de básico.

Pues nada, semana de back to work: volver a ajustar rutinas y horarios, reencontrarse con la gente. Noticias. Buenas: volvió C, volvió también L. Malas: pues el lío habitual, poned la tele y os hacéis una idea. (La sensación de que la cosa va a más. La tensión permanente, la espuma en la boca cada vez que la abren.)

Y mira, febrero ya. Primavera adelantada. Ahí estamos.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 29 de enero de 2022





Música para el fin de semana. Las descubrí ayer mismo, por puro azar: se llaman Pinpilinpussies, y hacen una especie de punk lo-fi muy enérgico. El nombre viene de pinpilinpauxa, que es como se dice mariposa en euskera, una palabra maravillosa que conocí hace muchos años en (modo abuelo Cebolleta on) un relato publicado en Nueva Dimensión del que no recuerdo nada más que esa palabra, que era el nombre de una máquina del tiempo o una nave espacial. (El cuento no era una traducción, y me quiere sonar que fuera de Angélica Gorodischer, pero esto es más bien un tiro a ciegas. En fin, nada: modo abuelo cebolleta off.)

La semana bien, ¿no? Dejando aparte los tambores de guerra y lo pesados que os ponéis con Eurovisión. Yo estoy ya en cuenta atrás, que el martes toca volver al Marco Incomparable, pero por lo demás bien, sí.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 22 de enero de 2022


Música para el fin de semana. Ya tardaba en dejar aquí esta barbaridad de Mon Laferte. De esta chica vi una actuación en La hora musa (en La 2), en mood Twin Peaks, que me dejó bastante flipado, y desde entonces me gusta echar un ojo a lo que va haciendo.

Menuda semana, ¿eh? Uno pone las noticias y el mundo se acaba cada veinte minutos. Pero hace solecito, vamos a no ponernos mustios.

Por lo demás, días tranquilos en el edificio Baxter.

 

lunes, 17 de enero de 2022

estos días hemos visto en casa The New Pope, y a pesar de que con Sorrentino a veces dan ganas de tirarse por el balcón y tiene esa pulsión de señoro que no puede evitar, lo hemos disfrutado bastante

hemos terminado de ver, también, The Expanse, que es CF fetén y una maravilla que hay que ver, eso sí, con la libreta a mano para anotar quién es quién, de dónde viene y con quién se lleva bien o mal; en un universo paralelo más feliz, ahora me pondría a verla otra vez del tirón, pero en este no me da la vida, así que ya habrá tiempo (o no) cuando llegue la jubilación (ejem)

y hemos acabado con la tercera temporada de Lo que hacemos en las sombras, que es un poco más dispersa que la segunda, que ya era, a su vez, un poco peor que la primera (pero es que la primera es obra maestra), pero nos ha hecho reír mucho y bien, y eso es lo que cuenta; amo mucho a ese puñado de vampiros lamentables, casi tanto como a Guillermo 

seguiremos informando...

sábado, 15 de enero de 2022


Música para el fin de semana. The XX again. Que me gustan, a ver.

Pues poca cosa que contar. Pasan los días, yo voy haciendo las cosillas que tenía pendientes (que ya es novedad, eh, poca broma). Leo, veo cosas.

Cada día recibo noticias de gente que se ha infectado o tiene a alguien cerca infectado. (Y ya solo escribir esta frase me vuelve a poner en un mood CF. No me canso de decirlo: vivimos en un tebeo distópico.) Luego pongo la tele y entro en el circo de los filetes, y escucho que en cuanto que pase esta hola vamos a "gripalizar" el virus, que ya no es tan grave, y mira, qué pereza todo, qué impotencia también. Y pienso: tengo que comprar más mascarillas.

Hoy he hecho pisto. Muy rico.

En la calle, enfrente, hay chavalería haciendo cola, no sé qué concierto o qué cosa habrá más tarde.

Tengo una carta a medio escribir, a ver si luego.

En las noticias he visto que anuncian una temporada nueva de Fraggel Rock en alguna plataforma, y de verdad que no se me ocurre mejor noticia a día de hoy, a esta hora.


Días tranquilos en el edificio Baxter.


el mood, today



(Mutts, by Patrick McDonnell)





viernes, 14 de enero de 2022

mediado ya enero, y antes de que la pereza me venza otro año, me pongo con mi lista de los tebeos que más me gustaron en 2021; una lista que va a ser corta, porque no he leído tanto como hubiera querido, pero mira, el tiempo y el espacio son limitados (sobre todo el espacio, ejem), así que esto es lo que hay


lecturas que, por una u otra razón, me hicieron feliz


La isla, de Mayte Alvarado. Reservoir Books. Seguramente el mejor cómic que se editó el año pasado. (O, como mínimo, el que más huella me ha dejado.)

Raros, de Laura Park. Underbrain. Lo leí a principios de verano, y desde entonces no he dejado de darle vueltas. Ojalá alguien editara más trabajos suyos.

Jiménez del Oso, de Lorenzo Montatore. Es la primera entrega de Vidas de niños/as dentro del fanzine infantil Tupitina, una maravilla que firman él y Blanca Lacasa al alimón bajo el nombre en clave de Carabel (lo que no deja de ser una declaración de intenciones). 

Todo bajo el sol, de Ana Penyas. Salamandra Graphics. Es que no sé ni qué decir, lo de esta mujer me abruma.

Us, de Sara Soler. Astiberri. Me gustó mucho el fanzine, y no tenía claro cómo funcionaría la cosa con más páginas. Spoiler: MARAVILLA. Es emotivo, didáctico y muy divertido. Y qué bien resuelto todo.

Hopper, de Felipe H Navarro. Autoedición que recoge su webcómic en un formato cuquísimo. Que si digo que es experimental, o minimalista, o poético, habrá quien arrugue la nariz. Pero lo disfruté mucho por entregas, en su momento, y es una alegría tenerlo en papel, ahí, en la balda de cosas exquisitas.

Tonta, de Jaime Hernández. La Cúpula. A ver, Jaime Hernández, es que no hay que decir más. 

Holms y Piorot, de Jali. Diábolo. Que lo acabo de leer, como quien dice, y menos mal. Cambio de registro con respecto a sus anteriores libros: del gótico de juguete a recoger el testigo de Raf. Jali siempre en mi equipo. 

El pacto, de Paco Sordo. Nuevo Nueve. Pues seguimos con el recuerdo, o la reivindicación, de Bruguera. Madre mía, qué bien me lo pasé.

Villanueva, de Javi de Castro. Asiberri. Horror folk, o como se diga, pero de aquí. Funciona como un reloj, y qué bonito está dibujado. No sé si se puede pedir más.

Big Foot, de Pau Valls. Autoedición de su webcómic. Otra joyita de las que me ponen de buen humor.

Prdro y Maili, de Ávaro Ortiz. Astiberri. Más webcómic. Una ida de olla que, con el tiempo, ha demostrado ser casi profética. No es tan bueno como El murciélago sale a por birras, pero es que era imbatible (ejem). Como madrileño que soy, pues qué voy a decir: me llega al corazón.


(nota al margen: ¿soy el único que ve una cercanía de estilo en este grupito de Ortiz, Valls, de Castro y, en menor medida, Sordo, y alguno más?;  una especie de línea clara cuqui que, por cierto, me encanta)


Doña Concha, de Carla Berrocal. Reservoir Books. (También, sus apuntes biográficos sobre Emilia Pardo Bazán, que aparecieron a lo largo del año en la revista M21, y que ojalá se recopilaran en algún momento.) Nada, un pedazo de libro. Qué bien escrito, y qué bien encajado está el grafismo, tan sintético y tan elegante.

Contrapaso, de Teresa Valero. Norma. A mí la cosa francobelga clásica se me hace bola desde hace tiempo, y me acerqué a este álbum con mucha prevención, pero mira, nada que ver. El tono ligerito y la sensación de familiaridad, de estar leyendo un tebeo de otra época (pero en bien, no es peyorativo), me dejaron muy buen cuerpo. 

Medea a la deriva, de Fermín Solís. Reservoir Books. El trazo, los azules, los silencios. Hay muchas cosas que me gustan de este libro.

La cantina de medianoche 4, de Yaro Abe. Astiberri. Yo qué sé, me encanta. De verdad que me hace feliz leer estas historias medio disparatadas a veces.

Los grandes espacios, de Catherine Meurisse. Impedimenta. Qué francés todo. Eso me hace gracia.



en fin, yo qué sé

he leído más cosas, pero no han dejado rastro, o me han dejado un poco así; y me faltan muchas otras cosas por leer, ya lo he dicho (lo de Montatore, por ejemplo; o lo de Laura Pérez, que intuyo que me va a gustar)


sábado, 8 de enero de 2022


Música para el fin de semana. Estos tres tan salaos se llaman Drinking boys and girls choir, y son de Corea del Sur. Hacen un punk pulcro y ordenadito que te alegra el cuerpo te lo pongas a la hora que te lo pongas, y eso es muy de agradecer a estas alturas del mes y del año.

Pues nada, que se acabaron las fiestas por fin. Toca guardar los duendes y gestionar el empacho, lo que queda del turrón y los tappers de sobras. Menos mal que tengo aún unos pocos días de asueto. Aprovecharé también para poner un poco de orden (típico propósito de año nuevo que nunca se cumple, I know), ponerme al día de lecturas, terminar los deberes, hacer aquí balance del año pasado. Si todo va bien.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

   

miércoles, 5 de enero de 2022

paseando por el barrio vimos hace unos días unos carteles que piden ayuda para encontrar a Tomás, un gato atigrado que lleva collar azul y nunca ha salido de casa (hasta ahora), y me pareció precioso llamar Tomás a un gato, en lugar de Lasaña, Calcetines o Princesa; Tomás tiene una sonoridad muy de calle, de bareto amigable, y en realidad me parece más nombre de perrillo que de gato, pero yo qué sé

pobre, ojalá aparezca

domingo, 2 de enero de 2022

ayer, en la sobremesa, mientras buscábamos en google maps una casa con fantasma, mi madre contaba anécdotas de su niñez: esa abuela que, de jovencita, aprovechaba cualquier momento para esconderse en el altillo del granero para leer novelas por entregas; esas mismas novelas que al caer la tarde, cuando ya todas las tareas se habían terminado, leían las chicas en el patio, en voz alta (las chicas siempre, ni rastro de señoros ahí), para que las escucharan las más pequeñas, las que no sabían todavía leer

también, acordándonos de esa tía abuela coja (la polio, seguramente) que llevaba la pierna mala forrada de imanes, porque le aliviaban el dolor (??!!)

larga sobremesa de recuerdos, y una casa que al final aparece, con su puerta verde y las persianas bajadas... todas, menos una (y la idea de que es justo detrás de esa ventana donde el fantasma entretiene los días mirando la calle, el mundo, la vida) 

sábado, 1 de enero de 2022

Música para el fin de semana (y para el año nuevo). Pues de las cosas que descubrí en 2021 (con retraso, as usually), The Softies. Que vienen muy bien para empezar un 1 de enero primaveral, y un año que vete a saber cómo viene.

Del 22 igual podemos hablar en unos días (las cosas que leí, la música que escuché: las cosas que me hicieron feliz, ya sabéis), pero adelanto aquí que el último libro fue El quicio, de Elisa Victoria, y la última serie, rematada ayer mismo, Hawkeye. Dos aciertos para cerrar el año con buen sabor de boca.

Por lo demás, poco que contar.

Días tranquilos en el edificio Baxter. (Bueno, claro: feliz año nuevo.)