Música para el fin de semana. Volver de vez en cuando a The Jesus & Mary Chain es una cosa que me pone siempre de buen humor. Por lo que sea.
La semana se ha dado bien. He descansado unos días, que me hacía falta. He leído un poco, he tirado unos cuantos papeles, he comido bien. (Sigo durmiendo regular, pero eso me parece que tiene poco remedio.)
Y poco más. Hace frío, noviembre se acaba, la curva sube. (En casa hemos comprado más FFP2.)
Días tranquilos en el edificio Baxter.
cosas que me han pasado estos días:
ayer, durante una sesión intensiva de Riverdale, vi a Verónica cantándole a Archie el Eres tú de Mocedades, y no voy a decir que fuera lo mejor del día, porque no... pero mira, casi casi
el sábado salí a cenar con la panda, y qué bien, cuántas risas, qué ganas de verlos a todos juntos; y cuánto tiempo desde la última vez que bajé paseando por la Gran Vía de madrugada, ya ni me acordaba
esta tarde. hace un rato, he visto un globo rojo que se le ha escapado a alguien subir y subir
también el sábado, compré un roscón pequeñito para desayunar: poned los adornos ya que esto de la navidad no hay quien lo pare
Pues nada: música para el fin de semana. Francisco Nixon y mi canción preferida de las suyas. (Que yo ya sé que rimar gato con pato se las trae, pero mira, qué quieres, venía al pelo. Y luego dice lo de a troche y moche, y ahí ya te tienes que rendir.)
La semana ha sido corta, pero accidentada. Qué ganas ya de que terminara. (Eso sí, ayer vi un ratito a A, que siempre es una alegría.) Y hoy hemos amanecido del color del invierno, tiene toda la pinta de que va a empezar a llover en breve y se anuncia frío, dana y otras cosas de estar casi en diciembre, claro. Para sorpresa de nadie.
Y luego lo del virus. La curva va subiendo y ya se habla de confinamientos por ahí fuera, en la Europa lejana. La película de CF se ha convertido en serie de televisión, y estamos en puertas de la segunda temporada, parece. (O la tercera, no sé bien.) A ver cómo evoluciona la cosa por aquí.
Y eso. Poca cosa más.
Días tranquilos en el edificio Baxter.
pues hoy, en el trabajo, he empezado la tarde (llegar y besar el santo) con una pareja que ha puesto una reclamación porque se han negado a que se les tomara la temperatura antes de entrar, considerándolo una medida fascista y que atenta a su derecho a la intimidad, pero la he terminado con una señora que se ha pasado el día entero en el museo y me ha enseñado la guía que se compró la primera vez que lo visitó, en 1984, y que trae consigo siempre que vuelve; cuando me preguntan qué es lo peor y lo mejor de mi trabajo, la respuesta es la misma: la gente
y sí, me han llamado fascista unas cuantas veces (ya ves tú), y algunas cosas peores, y me han deseado el despido, pero con el tiempo me he dado cuenta de que pesa más el otro lado de la balanza, el lado bueno
Música para el fin de semana. Sin ser yo mucho de esto, encontré el otro día este set de Nicki Nicole, analógico ¡y con bandoneón!, que me gusta mucho. Yo qué sé, suena muy bien.
Por lo demás, poca novedad. Los días, que parecen de primavera, se van yendo sin que te des cuenta, en dos semanas nos plantamos en diciembre y ya todo va ser llanto, crujir de dientes y dónde se nos fue el año. Bah.
Días tranquilos en el edificio Baxter.
Música para el fin de semana. He encontrado esto de The XX, que encaja muy bien con el frío que estos días está haciendo. (No es peyorativo: me gustan mucho The XX, y entiendo que bajo esa superficie pulcra y gélida laten corazoncitos volcánicos.)
El frío, en fin, es la novedad de la semana. Bueno, y que el martes vi a mi amiga I, que marcha pronto a tierras ignotas para investigar danzas macabras. No la veía desde antes de las mascarillas, y me alegró el día, la verdad. Bueno, y también la llegada de la pequeña S. (¡Enhorabuena, E! Hacen falta más pelirrojas en el mundo.)
Poco más que contar.
Días tranquilos en el edificio Baxter.
