sábado, 28 de octubre de 2023

Música para el fin de semana. He encontrado esta versión supervitaminada de French Disco que me está dando la vida esta mañana. (Stereolab siempre en mi equipo.)

Entre vientos y lluvias se nos va a ir octubre, va a venir la Gran Calabaza  y me van a caer encima los 60, todo de golpe. Pero bueno, no adelantemos acontecimientos. 

La semana bien, un poco en piloto automático. Lo mejor ha sido ver a E ayer, después de mucho tiempo, y verla  además tan bien, tan recuperada ya. (Qué alegría.)

Y poca cosa más. Asomarse a los periódicos da vértigo, así que mejor lo dejamos.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 21 de octubre de 2023

Música para el fin de semana. Supervitaminada, que toca trabajarlo entero: Cariño en la KEXP. Menuda inyección de ánimo.

Pues de qué vamos a hablar: del diluvio universal. Y del otoño, que parece que aprieta el acelerador (pero tampoco tanto).

Y de la Gran Calabaza, que está a la vuelta de la esquina.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 14 de octubre de 2023

Música para el fin de semana. O para el fin del mundo, ejem. Que nos pille bailando, no sé dónde lo escuché. Y para bailar, B52's. Nadie como ellos. (Además, me hace mucha gracia verlos en esta grabación comentando cada canción cuarenta años después, vestidos como superhéroes retirados que se ponen sus mejores galas. Me da mucha ternura, también.)

Avanza el mes, se asoma el otoño y todo, todo, va dando cada vez más vergüenza. Y más miedo. Allá donde mires, por un lado y por el otro. De pronto, guerras. De repente, extrema derecha campando a sus anchas, imponiendo sus consignas. Gobiernos democráticos alineándose con genocidas y echando el freno a las medidas contra el cambio climático porque, hey, la economía (ni la mía ni la tuya, eso sí).

Y así todo. Joder con la distopía.

En fin, mientras acabamos de irnos a la mierda, parece que se ha quedado buen día para salir a comer.

Días tranquilos en el edificio Baxter.


sábado, 7 de octubre de 2023

Música para el fin de semana. Como seguimos de verano, viene bien escuchar algo de pop sin disimulos. Se llaman El buen hijo, y si no te arrancan al menos una sonrisa es que no tienes corazón.

Seguimos de verano, pero aquí abajo, en la cafetería/churrería/cervecería/restaurante de la esquina, han desplegado ya la parafernalia de Halloween y tienen tomada la acera con unos autómatas pochos que son la alegría del barrio: una bruja con caldero, una calavera rockera, un dragón de tres cabezas y no sé qué más. (Esta misma gente trajo el año pasado a unos reyes magos jovencísimos a los que les asomaban los tatuajes por debajo de las mangas y que también fueron exitazo.)

Hablando de cosas pochas, la mani facha patriótica de mañana en Barcelona. Que me da vergüencita ajena. Casi tanto como leer las columnas fachas patrióticas de Savater. Pero bueno, the show must go on, y esta gente ya no encuentra el pedal del freno.

En fin, que feliz verano y eso.

Días tranquilos en el edificio Baxter.