De memoria ando regular, y a la hora de anotar y ordenar lo que voy leyendo soy un poco desastre, así que esta breve lista va a ser, por fuerza, incompleta, pero mira, yo qué sé.
Este año, de primeras, hay cinco títulos, cinco, que me han dejado huella y no me ha hecho falta revolver papeles ni espiar listados ajenos para que estén aquí. Por distintas razones, todas buenas. Que son estos:
The black holes, de Borja González, que es uno de esos raros tebeos en los que me quedaría a vivir para siempre porque tiene TODO lo que me gusta y además es bonito.
Martha y Alan, de Guibert, porque me vuelve loco lo que esta persona hace y cuando pensaba que no me iba a sorprender ya más va y nos regala esta maravilla.
Los puentes de Moscú, de Alfonso Zapico, que crea y recrea a partir de una entrevista pero va mucho más allá, y demuestra la flexibilidad de la historieta como medio, y la versatilidad de un autor que no deja de crecer.
Siete sitios sin ti, de Juan Berrio, un libro luminoso que cuenta algo tantas veces contado (una ruptura, un desamor) con la sencillez y el buen ojo para los detalles y las historias pequeñas que caracterizan a su autor. La segunda entrega de
Cuadernos japoneses, de Igort, que ha sido un poco mi
safe place este año, como lo fueron antes (lo siguen siendo) las tiras de
Peanuts o las historias de
Jaime Hernández.
Y luego, tengo que destacar (como el pasado año) la revista
M21, y mi amor eterno para
Fulgencio Pimentel por esas cosas maravillosas que edita. Y un abrazo para la gente de
Dibbuks, que siguen con Spirou contra viento y marea. Y otro para
La Cúpula, cada vez más diversos y estimulantes en su catálogo.
Faltan cosas, algunos títulos que están en todas las listas menos en esta porque, no sé, me han dejado un poco frío, y faltan también algunas cosas que no he tenido tiempo de leer aún porque la vida es como es, el dinero llega hasta donde llega y/o el tsundoku es mi deporte favorito (y el único que practico).
(Próximamente, si todo va bien, libros y alguna otra cosa.)
P.D.- Faltan algunas cosas por comentar. Por ejemplo, la confirmación de que, cada vez más, las editoriales generalistas apuestan por el cómic y el libro ilustrado, y eso está bien. También, que sigue habiendo esa fractura entre el manga a saco (y qué bien que van apareciendo cada vez más titulos clásicos) y el más asimilable a sensibilidades occidentales. Y luego, que se me han quedado un par de cosas en el tintero: la recuperación de
trabajos antiguos de Federico del Barrio (otro de mis
lugares felices, con o sin Doderlin) a cargo de Reino de Cordelia, y el paralelismo que a mi juicio hay entre
Rey Carbón, el último trabajo de
Max, e
Impertérrito, lo nuevo de
Silvestre (es decir,
F del Barrio again); o viceversa. Queda para más adelante.