sábado, 30 de junio de 2018




Música para el fin de semana de inicio de vacaciones. Mourn tienen disco nuevo, y eso es siempre buena noticia.

Por lo demás, poco. Que sigue la cosa, en general, interesante. Y que, como tendré tiempo estos próximos días, voy a ver si me pongo las pilas y dejo aquí unas notas de últimas lecturas.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

viernes, 29 de junio de 2018

Ha fallecido Harlan Ellison, a los 84 años.

El señor Ellison lo conocí gracias a Alex Niño y Roy Thomas, que adaptaron su relato ¡Arrepiéntete, Arlequín! (Al escritor, parece, no le gustó mucho, pero a mí no se me ha ido de la cabeza en todos estos años, que son muchos. Porque, a ver, ALEX NIÑO.) Era una fábula distópica muy loca, que se abría con cita de Thoreau (el Thoreau pre-hipster, qué tiempos).

Pronto le descubrí como personaje recurrente y muy cómico en los comentarios que Asimov solía añadir a las antologías de sus propios cuentos que editaba por aquí Bruguera. Un personaje cascarrabias y pagado de sí mismo que acababa cayendo bien.

Y leí algunos de sus relatos. (Recuerdo No tengo boca y quiero gritar, por ejemplo. Maravilloso.)

Y supe que estaba muy enfadado con la relectura cínica que Chaykin había hecho de La Sombra (y que tanto me gustó).

Y leí lo que Corben hizo con Un chico y su perro, tremendo. (Es curioso que mis mejores recuerdos de Ellison vengan de la mano de los tebeos, pero claro: CORBEN y NIÑO.)

Yo qué sé, que le tenía cariño. Y que nunca leí tantas cosas suyas como hubiera querido.


Eso.

sábado, 23 de junio de 2018




Música para el fin de semana. Warpaint. No sé por qué, pero me recuerdan a Siouxie, y eso me pone tierno.

Poco más.

Ayer actuó  Demi Lovato enfrente de casa. Hoy toca no sé qué banda de KPop, y desde anoche hay en la calle un gentío adolescente de fliparlo.

Calor.

Y esa judicatura que te deja mal cuerpo.



(Hoy toca trabajar, y mañana también.) 


martes, 19 de junio de 2018



Cosas bonitas de internet. Por ejemplo, 1 imagen, 100 palabras.



14 personas escriben una (o varias) historia(s) de cien palabras (exactas), todos partiendo de la misma imagen.
Una vez al mes.




(vía @la_libritos)

lunes, 18 de junio de 2018

Empieza la semana. El calor ha llegado, parece, para quedarse. He dormido regular nada más (va siendo ya costumbre).

Urdangarín ha ingresado en el trullo esta mañana.

Y lo mejor de la semana pasada fue (además de alguna cosa que no viene al caso) este video que, hace unos años, igual me hubiera dado su poco de vergüenza ajena (porque yo también he sido un triste y he hecho como que estaba enfadao con la vida, que es una cosa que se llevaba mucho): TER y su novio. Pues mira, sí. Me pone de buen humor tanta cuquez.

Lunes.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

domingo, 17 de junio de 2018



El pasado año me sorprendió el regreso de Daniel Torres a su personaje fetiche, Roco Vargas, en un libro que, además, me pareció deslumbrante: Júpiter. Esta primavera llega a sus últimos días con la publicación de Picasso en la guerra civil, una inteligente "historia secreta" en la que el joven historietista Francisco Torres, exiliado en Francia, es requerido por el también exiliado Pablo Picasso para, juntos, crear untebeo que satisfaga el deseo de éste de, textualmente, volver a tener veinticinco años, empuñar un fusil y pegarle un tiro a Franco. Son los años cincuenta, es la Francia de provincias. 









En el libro hay dos segmentos diferenciados. Por un lado, la narración de los acontecimientos, resuelta en un bitono que me recuerda un poco a esas primeras páginas de Claudio Cueco que pusieron en el mapa a Torres: la relación entre dibujante y pintor, la reflexión sobre la creación artística, sobre la historieta como lenguaje (ojo a esto), la nostalgia de lo no vivido. Por el otro, el producto final, La verdadera vida de Pablo Ruiz, una fantasía llena de guiños, pura línea clara en la estela de Swarte o del primer Hergé (o de ese neotebeo de los ochenta: Calatayud, Opium),  que deja, eso sí, un sabor amargo.






Para mí, uno de los libros del año. Y la demostración de que Daniel Torres está como nunca.

(Edita Norma.)


sábado, 16 de junio de 2018




Música para el fin de semana. Estos días frenéticos de advenimiento del verano y del gobierno de los Nuevos Vengadores han estado, en el Marco Incomparable, acompañados por un par de canciones (¡digo!) que, de alguna manera, me han hecho acordarme de este disco maravilloso de Carmel. Probablemente tuvo más que ver en su compra, hace ya muchos años, que la portada estuviera firmada por Serge Clerc, pero todavía hoy lo escucho con gusto.

Pero vamos, que todo bien.

Empezó el verano, ya digo, que promete ser terrible. (No llevo bien la calor, esto es bien sabido.) El gobierno nuevo sigue lanzando mensajes ilusionantes (hechos, no solo palabras). El mundial de fútbol empezó (puf). Y siguen publicándose tebeos que tienen toda la pinta de ir directos a la lista de lo mejor del año (y a ver si me pongo a desbrozar un poco y voy dejando aquí mis primeras impresiones, aunque solo sea para aclararme luego, cuando llegue el momento de hacer listados y participar en votaciones).

Más. Del asunto Ministro de Cultura. No me gustaba el tal Huerta. (Entre otras cosas, porque me parece un cursi de los de premio, a la altura casi de los más cursis de Podemos, que ya es decir.) Y me gusta el nuevo, del que lo primero que pensé fue: un Ministro de Cultura. PERO. En todo el asunto se ha podido ver un cierto tufillo exclusivista, clasista, no sé bien cómo definirlo. Esta sensación de que a Guirao se le recibe entonando un one of us que resulta un poco bochornoso, como si la Cultura fuera cosa de unos pocos, Los Que Saben, y desde otros círculos no se pudieran plantear cosas sensatas (aunque vayan en minúscula).

En fin, eso.






(Se me olvidaba: ¡que Rajoy se marcha! ¡Que deja el escaño y pide reingreso en eso suyo de Registro de la Propiedad en su tierra! Esto sí que no esperaba verlo nunca... Weird times!)

viernes, 15 de junio de 2018

sábado, 9 de junio de 2018













Música para el fin de semana. Yo qué sé, a veces el algoritmo de Youtube me regala cosas. The Sufrajettes, por ejemplo.

Por lo demás, poco que contar.

Días tranquilos en el edificio Baxter.


viernes, 8 de junio de 2018

Dos cositas.

Amanece y llueve. Está lloviendo ahora mismo. Llevamos ya semanas en una primavera de leyenda, de las de antes, y es verdad que tanta agua y tanto cielo gris baja un poco el ánimo. Pero entonces me acuerdo del año pasado, y de que a estas alturas de mes no se podía ya vivir, ni de día ni de noche, por la calor, mientras que ahora no he guardado todavía el edredón, y se me pasa todo. Ojalá dure.

Y un poco lo mismo, de otra manera, con algún ministro nuevo. El de Cultura, por ejemplo. Que todavía no entiendo por qué, pero luego me acuerdo de quién era el anterior y mira, me quedo más tranquilo y pienso: este por lo menos sabe leer. Vamos a darle su tiempo y a ver cómo respira.



Y así todo. 

martes, 5 de junio de 2018




Pues eso. (Ojalá sirva para que lo lea más gente, que yo tengo la casa llena de cosas que compré en saldos y muy bien, eh... pero yo qué sé, su poco de penita sí me da.)

Todo bien.

sábado, 2 de junio de 2018








Música para el fin de semana, que será largo y de Marco Incomparable: Frankie Cosmos is my new crush.

Más. De todo el circo de la moción de censura, de lo que me voy a acordar más estos días es de los cien memes con el bolso de Soraya en el sillón de Mariano, y de ese otro chiste que corre por ahí: no es gobierno Frankenstein, es gobierno Fronkonstin. (Bueno, y un poco también del imbécil de Monedero.)

Poco más, por ahora.

viernes, 1 de junio de 2018

No voy a pecar de ingenuo, que no tengo edad ya. Pero todo el asunto de la moción de censura me está pareciendo a estas alturas, yo qué sé, ilusionante. No tanto por el resultado en sí, que ya sé que gobernar con el Senado a la contra y una oposición que tiene ya el machete entre los dientes va a ser complicado. (Por no hablar de los equilibrios, pisotones y navajazos internos, que también.)

PERO.

Los que gobernaban se piran, y lo hacen pataleando y demostrando una bajeza y un desprecio que da mucha vergüenza. Y demostrando, sobre todo, que hay límites, y que al final sí hay cosas que pasan factura. Tardía, pero cara. 

Los de Ciudadanos, enrabietados, enseñan todos los plumeros y todas las cartas marcadas. Vaya pájaros.

(Y ya de la prensa de papel, ni hablamos, porque madre mía lo que se ve en portadas y editoriales.)

Así que mira, llega junio y como que se respira un poquito mejor. (Que durará lo que dure, igual cuatro días, ya lo sé.)