domingo, 10 de octubre de 2021

ayer salimos a comer al centro, a pasear, a hacer algunas compras, y qué raro se me hace volver al bullicio ya sin límites, qué raro el restaurante lleno, las conversaciones de los demás tan altas (pero qué bien por los dueños, claro, que ponen unas filloas buenísimas, flambeaditas con su orujo bueno, y llevan tiempo aguantando al límite); qué raro las calles hasta arriba, Chueca estaba imposible, el reflejo de quitarse y ponerse la mascarilla a cada rato

y al mismo tiempo, qué sensación de alegría; con su poco de susto aún, pero alegría de todas formas

 

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