miércoles, 10 de diciembre de 2014

No sorprende en absoluto que Yo, asesino, la obra de Altarriba y Keko, haya ganado el Gran Premio de la Crítica en Francia. Es un libro tremendo, muy sólido, y tiene un buen puñado de elementos que lo "afrancesan", además.

A mí me ha gustado mucho. No es momento, ya, de hablar de las bondades del arte de Keko, oscuro y afilado como una navaja: aquí esculpe las sombras como nunca, y el hallazgo del bitono rojo sangre, tan austero, vale ya por sí mismo un premio. No es momento, tampoco, de hablar de un guión férreo que sabe ser localista sin disonancias, que utiliza bien las citas y los guiños, que se desnuda de retórica y va muy al grano, y eso que la tentación es grande. Todo eso se ha dicho ya, son cosas que se seguirán diciendo. 


Me ha gustado mucho, y por eso me ha molestado encontrarme con un par de recursos que son puro cliché, en el peor sentido: ese personaje femenino que aparece al principio y del que perdemos la pista hasta casi el final, y que es una mera caricatura, una excusa para introducir una escena de sexo que no sé si viene al caso, y esa otra mujer que resuelve su conflicto matrimonial y personal echándose una novia... Altarriba, en Yo, asesino, construye personajes a los que se supone más espesor del que de verdad muestran, y eso es un recurso muy de género que al tono del libro, tan frío, tan abstracto, le va más que bien, y que él utiliza, en general, con muy buen pulso; por eso me molesta esa chabacanería.

Por lo demás, muy bien. Uno de los libros del año, eso seguro. Con merecimiento.

1 comentario:

  1. Me lo pillé antes de irme de vacaciones. Me leí la primera página, que me parece sublime, y aún busco el rato adecuado para dedicarme a su lectura.

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