lunes, 15 de diciembre de 2014

Hacía mucho que no me ocurría lo de estar a punto de pasarme de estación por culpa de una lectura, y con este libro han sido dos veces, al menos. Y eso está muy bien.


No esperen sorpresas argumentales: en todo momento pasa lo que uno espera que pase, no hay nada en él que no sea previsible. Y eso también está bien, por cierto. Porque lo que importa aquí es la calidez del relato, y la habilidad del autor para tratar la naturaleza, el paisaje, esos cielos que no se acaban nunca, de manera intimista. Lo que importa es descubrir las voces de los distintos personajes, asistir a sus encuentros y desencuentros. Amistad, amor, decepción, melancolía. Un poco Beautiful girls, pero sin Natalie Portman.

No decepciona. (Y conste que a mí, ya lo saben, esto de la "alabanza de aldea" nunca me ha llamado la atención...)



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