domingo, 17 de junio de 2018



El pasado año me sorprendió el regreso de Daniel Torres a su personaje fetiche, Roco Vargas, en un libro que, además, me pareció deslumbrante: Júpiter. Esta primavera llega a sus últimos días con la publicación de Picasso en la guerra civil, una inteligente "historia secreta" en la que el joven historietista Francisco Torres, exiliado en Francia, es requerido por el también exiliado Pablo Picasso para, juntos, crear untebeo que satisfaga el deseo de éste de, textualmente, volver a tener veinticinco años, empuñar un fusil y pegarle un tiro a Franco. Son los años cincuenta, es la Francia de provincias. 









En el libro hay dos segmentos diferenciados. Por un lado, la narración de los acontecimientos, resuelta en un bitono que me recuerda un poco a esas primeras páginas de Claudio Cueco que pusieron en el mapa a Torres: la relación entre dibujante y pintor, la reflexión sobre la creación artística, sobre la historieta como lenguaje (ojo a esto), la nostalgia de lo no vivido. Por el otro, el producto final, La verdadera vida de Pablo Ruiz, una fantasía llena de guiños, pura línea clara en la estela de Swarte o del primer Hergé (o de ese neotebeo de los ochenta: Calatayud, Opium),  que deja, eso sí, un sabor amargo.






Para mí, uno de los libros del año. Y la demostración de que Daniel Torres está como nunca.

(Edita Norma.)


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