domingo, 10 de abril de 2016

Soy poco dado al selfie, pero la mañana está muy gris, es domingo y a lo mejor no es mal momento para intentar algo parecido.


No sé patinar ni montar en bici. No sé nadar ni sé conducir. Hablar en público se me da fatal, y tampoco en privado lo hago mucho mejor: tiendo a ponerme todo colorado (como el Marcelín de Sempé) y, en las discusiones, se me ocurren frases estupendas tres días después.

Ni bailo ni canto ni toco instrumento alguno, aunque me gusta pensar que no sería mal batería. 

Se me resiste el arroz, y la tortilla francesa se me deconstruye sola (y mira que es fácil de hacer, dicen).

Me distraigo con una mosca que pase, y cada vez más. Duermo regular. 

De pequeño decidí que quería ser astronauta y luego escritor. De mayor, a lo más que he llegado es a tener un vértigo exagerado: no sé si es la mejor señal.

Todo lo que hay que saber de la vida lo he aprendido en los tebeos clásicos de Spiderman (Ditko, Romita), en las tiras de Charlie Brown y de Calvin y Hobbes, y en las páginas de Jaime Hernández: si me hiciera un tatuaje, llevaría escrito en un sitio discreto AMOR & COHETES.

Sí, de izquierdas sigo siendo. Pero me da tanta pereza la gente que parece siempre enfadada, y esa gente que siempre tiene razón (a menudo son los mismos)...  Tampoco me gustan las manifestaciones con batucada, me dan como vergüenza ajena. (Sí, también soy muy de vergüenza ajena, qué le vamos a hacer.) 


Y eso.

5 comentarios:

  1. Casa, casi podría ser yo. :)

    Un saludo

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  2. Venga, hombre, ánimo. Como dice la canción: y siendo así, hasta aquí he llegado, hasta el mismo lugar donde estás tú.

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    Respuestas
    1. no, si no es un lamento... estoy bastante contento aquí y así; es más un guiño

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