Y a veces son trocitos de conversación cazados al vuelo, retales que uno cose un poco al buen tuntún, con los correspondientes guiños a unos y otros, con sus tatuajes, con su declaración de amor incondicional por la cazavampiros... Todo eso, y un verano que no se quiere terminar.
(Señor AÍSA, más elíptico que nunca, se queda a leer en la playa con la joven Lupita...)
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