sábado, 27 de junio de 2015


Música para el fin de semana. 

Estuve viendo El peor dios, un documental sobre la caótica trayectoria de Desechables, una banda barcelonesa que brilló como un relámpago en los primeros años ochenta. Me ha gustado mucho, me ha hecho pensar mucho, también. Emociona ver a los supervivientes, escucharles. 

De Desechables recuerdo haber comprado una maqueta (una cassette, ay) en una tiendita que había en los bajos de Aurrerá, muy cerca de la librería Totem (que luego se llamó Camelot), en esa época ya lejanísima en que los viernes algunos alevines de la cosa de los tebeos nos acercábamos por allí a codearnos en lo posible con un puñadito de dibujantes veteranos. Tiempos de arrebato, un poquito antes de que naciera la revista Madriz y nos cogiera de las solapas y nos sacudiera la caspa de golpe. La cinta me la levantaron en cuanto que llegué al cuartel (que entonces la mili era una cosa que se hacía), no sé si el primer día o ya el segundo...

En fin, eso. No digo más.

Bueno, sí: calor. Mucha calor.

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