martes, 13 de enero de 2015



He disfrutado mucho del reciente episodio navideño de Doctor Who. Hay en él tantas cosas que me gustan, que no sabría ni por dónde empezar.

Por otra parte, los demás episodios de este nuevo Doctor han dejado para el recuerdo escenas memorables (sus manos asomando por la puerta de una TARDIS de bolsillo, más "bigger in the inside" que nunca, o esas otras manos que de pronto salen de debajo de la cama) e ideas de las de quitarse el sombrero (esos invasores de un universo bidimensional, la momia del Orient Express, el atraco perfecto al banco perfecto...). A pesar, sí, de que Moffat sigue dando una de cal y una de arena.

Ya ven que en casa somos fáciles de entretener. Con un cajón más grande por fuera que por dentro, una chica con gancho, algún viaje en el tiempo, monstruos, robots y estaciones espaciales, nos conformamos. (Bueno, y su poquito de miedo, de humor y de sense of wonder, como está mandado...)

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