martes, 2 de septiembre de 2014


Terminó agosto, y septiembre llega con un tremendo jaleo en la calle: obras, atascos, camiones de reparto desde las siete de la mañana... Con el retorno de la actividad me viene la duda, pensando en mi vuelta al trabajo (mañana, ejem): ¿cabré en el uniforme? Que es lo que tenemos los que somos bajos de tórax: cierta tendencia a la expansión en redondo después de un tiempo de poco moverse, mucho jabalí y cerveza y ningún romano al que atizar... Otra cosa sería que se usaran moléculas inestables para elaborarlo (el uniforme, digo), pero eso cuesta un pico a día de hoy, y a ver cómo se lo explicas a los umpalumpas de la contabilidad skrull... Que no, vamos. Por ahora, puro trapillo.

Por lo demás, y en otro orden de cosas, es este el primer año en el que los últimos días de vacaciones no se me han antojado una carrera lenta cuesta arriba. Es más, agosto se me ha pasado volando... No sé si quiere esto decir algo o no, pero me ha llamado la atención.

En cualquier caso... bueno, que mañana volvemos al servicio activo. A ver qué tal va la cosa en la batalla diaria... 

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