Gafas nuevas (que ya, de cerca, venía viendo regular): ahora, leer a Ware no me provocará dolor de cabeza.
Ventanas nuevas: la casa parece un campo de batalla hoy, que cualquiera diría que la obra la ha hecho Blastaar, pero bien, menos ruidos nocturnos, menos filtraciones de frío y de radiaciones de la Zona Negativa.
Nos vamos regenerando, en fin.
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