domingo, 16 de agosto de 2020

pues hace un par de días volví a ver a la señora que atiende a los gatos del barrio (aunque a ellos hace tiempo que no los veo); ya caía la noche y ella se afanaba entre los coches aparcados con su bolsita de pienso y sus cosas


me alegré, la verdad, y me acordé del tiempo-burbuja del confinamiento; en esos días, verla cada tarde (las tardes que acudía) era una forma de consuelo de la que no he sido consciente hasta ahora: imagino que, con el tiempo, iremos recordando cosas de las que entonces no nos dábamos cuenta, pero que de alguna forma fueron importantes 

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