martes, 9 de junio de 2020

pues muy bien todo por el Marco Incomparable, ayer

primero, los reencuentros, claro, y luego lo demás: aforo limitadísimo para un recorrido muy seleccionado y en general muy satisfactorio, creo; silencio en las salas, algo que hacía muchos años que no ocurría; la sensación de que la mayor parte de la gente ahora viene a mirar, a contemplar, y no a cubrir expediente o a sacarse la foto de rigor 

 en el otro platillo de la balanza, la extrañeza de moverse con precauciones, las mascarillas, las pantallas faciales tan Aviador Dro (y que, pese a ser muy fan, you know, no me pongo, y menos mal, porque son incomodísimas; los mostradores están tuneados para que no haga falta llevarlas): hay como una atmósfera de provisionalidad y de sueño raro


así que bien, ya digo


además, es muy curioso cómo un algo hace click a la hora de salir de casa y ya todo va encarrilado en la recuperación de la rutina, metro, tren, fichar, ir y venir, saludar, qué tal todo, ¿en casa bien?, cuadrantes, libranzas, cubrir huecos, hay que mirar las vacaciones; casi todo en automático ya, como si no hubiera habido un paréntesis de casi tres meses


en fin, que la nueva normalidad, en el museo, se parece bastante a la de antes, pero con disfraces de superhéroe cutre y con menos jaleo


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