Lo de anoche, el debate de Rivera e Iglesias con Évole, fue un pelotazo de audiencia y fue una lección de buena televisión, inteligente y fresca.
¿Quién ganó? Todo debate se gana o se pierde, digan lo que digan y adopte el formato que adopte. Ayer, creo, ganó Rivera. Con diferencia. (Y mira que me jode, pero.)
Ahí están los problemas de Podemos, en evidencia: falta de concreción y una irritante tendencia a la consigna para salvar los muebles dialécticos, entre otros. Y ahí están las virtudes del discurso de Ciudadanos (y, en especial, de su líder): concreción, claridad y cercanía a la hora de contar las cosas.
Quedan dos meses que prometen ser más que interesantes. (Con independencia, eso sí, de que nos jugamos mucho.)
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