anoche los gatos de mi calle hicieron fiesta, con su berrea y todo; parece que están en celo, o algo, y con el bajón de transeúntes están perdiendo la prudencia (y la vergüenza)
por lo demás, no hay cambios; bueno, sí, que hoy hemos amanecido invernales por aquí
seguimos con la rutina de visionados vespertinos y nocturnos, y de tareas, compras y lectura matinales; si añadimos el tiempo de cocina y el ratito de siesta (más o menos involuntaria), allá que se van yendo los días
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