al otro lado de la calle, en el piso donde antes vivía el perrito vigía, suenan canciones tristes desde antes del amanecer; algunas, con coro y a capella
mañana gris; toda la noche lloviendo
Mer lleva ya un rato largo en el aeropuerto: el avión sale a las diez y media (no me quiero imaginar lo nerviosa que debe estar; ojalá todo le vaya bien)
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