ya no sé si fue el viernes, me parece que sí
en la estación de Atocha, no sé por qué, olía a comida india, a curry: toda la estación
en la entrada del monumento a las víctimas del 11M (uno de los sitios más dejados y anónimos del mundo conocido), en la penumbra azul, una chica de uniforme miraba el móvil con cara de aburrida; un tatuaje pequeño le asomaba por la manga de la camisa hacia el codo
todo, la chica ensimismada y el olor a curry, me pareció una escena de uno de los cuentos minúsculos de Jorge de Cascante, que es un señor al que descubrí en El Butano Popular y ahora ha publicado un libro maravilloso titulado Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo, y que escribe relatos minuciosos y melancólicos que parecen postales antiguas, de esas con los colores saturados, y me hacen siempre pensar en purpurina desvaída y helados a medio derretir
salí luego de la estación pensando que me gustan mucho los tatuajes pequeñitos, Tom o Jerry, emojis, notas musicales, una línea de texto (a lo mejor un verso)
(sí, seguro que fue el viernes)
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