Hace muchos años, cuando se publicó Un tesoro, un misterioso Jonathan Strange se puso en contacto conmigo para organizar una presentación en su librería, que se llamaba Delirio y estaba en Móstoles. No pudo ser, porque Víctor no tenía previsto pasarse por Madrid y todos andábamos liados y qué sé yo, pero el tiempo pasó, el señor Rivas y Esther se mudaron a la capital y el amigo Strange volvió a contactar para reiterar la propuesta. Y fuimos a Móstoles, a la librería Delirio, y descubrimos un espacio lleno de alegría y ganas de hacer cosas, conocimos a un librero hiperactivo y encantador que nos trató como a la realeza, un tipo que nos contó la cantidad de presentaciones, charlas, talleres y demás que organizaba allí. Nos volvimos encantados.
El tiempo pasó. La librería se mudó a otro local. Recibió un premio. No dejó de organizar actividades, charlas, talleres, firmas, presentaciones. No dejó de trabajar con los chavales del barrio. Y fue a más.
Y hoy parece que necesita que le echemos una mano. (Y, a juzgar por las cifras, están siendo muchas las manos, y eso me pone de muy buen humor, las cosas como son.)
Los datos, en este enlace.
¡Vamos!
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