No voy a pecar de ingenuo, que no tengo edad ya. Pero todo el asunto de la moción de censura me está pareciendo a estas alturas, yo qué sé, ilusionante. No tanto por el resultado en sí, que ya sé que gobernar con el Senado a la contra y una oposición que tiene ya el machete entre los dientes va a ser complicado. (Por no hablar de los equilibrios, pisotones y navajazos internos, que también.)
PERO.
Los que gobernaban se piran, y lo hacen pataleando y demostrando una bajeza y un desprecio que da mucha vergüenza. Y demostrando, sobre todo, que hay límites, y que al final sí hay cosas que pasan factura. Tardía, pero cara.
Los de Ciudadanos, enrabietados, enseñan todos los plumeros y todas las cartas marcadas. Vaya pájaros.
(Y ya de la prensa de papel, ni hablamos, porque madre mía lo que se ve en portadas y editoriales.)
Así que mira, llega junio y como que se respira un poquito mejor. (Que durará lo que dure, igual cuatro días, ya lo sé.)
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