Ayer, un montón de noticias, no todas malas.
Primero, la mejor: le dan a Eduardo Mendoza el Cervantes.
Luego, que el señor Z dice que se marcha. Probablemente está ya, después de quince años en el Marco Incomparable, un poco hasta no digo dónde. En general. Lo que deja la puerta entreabierta y añade intriga a los próximos meses, que prometen ser intensitos (pero entretenidos).
También, que a mi amiga A le han dado boleto sin más explicaciones y de un día para otro, después de prometerle contrato y parabienes a partir de enero. Así se las gastan las del Akelarre.
(El día no acabó mal, que se dio una vuelta por allí L, y me presentó a C. Me gustó mucho verlas juntas. Me alegraron la tarde.)
Por lo demás, días tranquilos en el edificio Baxter, you kow.
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