Ayer, en el trabajo, un saltamontes del tamaño de una cigala se coló en una zona donde se cambia la gente de una de las contratas. Hicimos unas risas cuando se corrió la voz y ya, a otra cosa.
Anoche, justo antes de acostarme, salí al balcón, como siempre. Me gusta estar ahí acodado un par de minutos antes de irme a la cama. A mi lado aterrizó un saltamontes de tamaño respetable, lento y lustroso.
Con menos, hay quien monta una teleserie llena de mal rollo y secuencias en ralentí.
Por lo demás, todo bien. Y Juno está ya en la órbita de Júpiter, que es una cosa que me pone de muy buen humor.
Días tranquilos en el edificio Baxter.
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