sábado, 12 de abril de 2025

Música para el fin de semana (y para la Semana Santa, ya que estamos). Es decir Jonathan Richman y ponerme de buen humor, que queréis. Seguramente ya he subido esto por aquí, pero nunca está de más recuperarlo.

Pues hubo un festival de cómic en el Matadero, que parece que estuvo muy concurrido y dejó buen sabor de boca de cara a más ediciones, y también pasó ya lo de Barcelona, que a estas alturas no sé ya cómo se llama y que ha premiado a Paco Roca y a Álvaro Ortiz (y a más gente, vamos, pero me quedé con estos dos, que me caen bien y son de lectura segura). Pasó por aquí, además, Jaime Hernández. Y bueno, que entre el trabajo y la pereza no fui a nada, como de costumbre.

Por lo demás, poca novedad.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 29 de marzo de 2025

Música para el fin de semana. Kim Deal y Kim Gordon, dos jefazas, mano a mano. Vamos con la primavera.

Y vamos con la astenia, y con las alergias. Y con el cambio de hora (¡esta noche!).

Y con el kit de supervivencia, no me jodas.

Pero bueno, salió el sol y se acabaron las lluvias. Y en quince días (poco más o menos) vuelve el Doctor Who, que siempre me pone de buen humor. Así que, bueno, las cositas. Que habrá que refugiarse de la paranoia y de los malos (que los tenemos cada vez más cerca).

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 15 de marzo de 2025


 Música para el fin de semana. Me gustan mucho Melenas, ya lo he dicho antes. Por ese regusto a Stereolab que dejan sus últimas canciones, pero no solo.

Y estos días estamos todos con los recuerdos de hace cinco años, esas primeras semanas de desconcierto y miedo, esa nueva rutina de encierro, ese saldremos mejores que ya al final se veía que para nada. Y, bueno, si de algo sirve tener el blog activo es eso mismo: volver atrás y leerme, recordarme, sentir otra vez aquel vértigo (su sombra, más bien).

Días tranquilos en el edificio Baxter.  

sábado, 8 de marzo de 2025

Música para el fin de semana lluvioso. Esto de Stereolab lo compartí ya hace un año, pero mira, los fetiches hay que respetarlos (y cuidarlos), así que aquí está otra vez.

Pues nada. Lo dicho: que no deja de llover. Mal día para las manifestaciones (y ya me jode el plural, pero bueno, no parece que vaya a tener remedio en mucho tiempo): 8 de marzo, cada día más pertinente, y ya me callo, que hoy hablan ellas.

Por lo demás, qué hastío, de verdad. Qué ganas de esconderse y no salir hasta que caiga el meteorito (y ya ni esa ilusión queda, que resulta que 2024YR4 tampoco va a acertar).

Días tranquilos en el edificio Baxter.



sábado, 1 de marzo de 2025

Música para el fin de semana. The Jam, nada menos. Que traen recuerdos de cuando la señora Thatcher abogaba por make England great again despidiendo, retirando subsidios, desmontando en la medida de lo posible todo lo que oliera a Estado de Bienestar. Recuerdos que hoy son más pertinentes que nunca: nos vamos a la mierda, amigas.

Mientras tanto, inauguramos marzo con el regreso del invierno. Yo empiezo a releer tebeos de hace treinta años y voy viendo series que me ponen de buen humor (Severance, The Pitt) y otras que se quedan un poquito a medias (La vida breve, impecable en casi todo, pero a la que le falta  esa chispa en la dirección que la haga de verdad divertida, me parece).

Y en esas estamos.

Días tranquilos en el edificio Baxter. 

sábado, 22 de febrero de 2025

Música para el fin de semana. Horsegirl tienen disco nuevo, y suena limpio y luminoso como una mañana soleadita de invierno.

Pues se nos va febrero, no digo más. Que está durando un suspiro. Los días pasan, las tardes se alargan y al sol empieza a sobrarte ropa. Esta semana, además, hemos visto a unos patos madrugadores aquí al lado.

Por lo demás, nada nuevo.

No os dejéis asustar y aferraos a las cosas bonitas.

Días tranquilos en el edificio Baxter.



sábado, 15 de febrero de 2025

Música para el fin de semana. Pues Sharon y Seventeen, menuda canción. Para despejar un poco las cabezas, que madre mía. (De verdad, ojalá no pensar.)

Pues bueno, febrero. Cortísimo. Hemos vuelto al Marco Incomparable, nos hemos puesto al día. Acumulamos lecturas pendientes, miramos por la ventana. Las cositas.

Lo he dicho muchas veces, seguramente. Pero lo de vivir un tiempo en el que mis lecturas de siempre se hacen realidad, pero en clave casi de farsa, me tiene medio bloqueado. Distopía, supervillanos, Skynet. La madre que los parió. Nos queda lo pequeño, supongo: lo privado, lo cercano. Lo colectivo, también. Y no dejarse arrastrar por la bajona, que hay días de no salir de la cama, y eso sí que no.

Yo qué sé.

Días tranquilos en el edificio Baxter.


sábado, 1 de febrero de 2025

Música para el fin de semana. Laundromat Chicks son superjóvenes, y hacen esa cosa indie de aire ingenuo y sonido descuidado que me pone de tan buen humor. Así que mira, no son mala opción para empezar febrero.

Porque se acabó enero, qué te parece. Menudo mes. No quiero ni empezar a hablar, que cada vez que veo a Trump en la tele me pongo de color verde y se me van un poco las ganas de vivir. Pero oye: Correos me ha dado alguna alegría, empiezo a recuperar ritmo de lectura y tengo el congelador lleno de tuppers ricos, que estos días me ha dado tiempo a trastear algo más en la cocina. Ha dejado de llover, además; ha vuelto ese sol de invierno que tan bien sienta.

Y yo estoy ya en cuenta atrás, que el miércoles vuelvo al tajo. (Madre mía, qué pereza.)

Anyway: días tranquilos en el edificio Baxter. 

sábado, 18 de enero de 2025

Música para el fin de semana. Estos días lo que más suena en casa es lo nuevo de Ethel Cain, una señora de por sí intensita que se ha marcado ahora un disco tremendo, oscuro y áspero, experimental, que a ratos es como oír llover y a ratos como darse cabezazos contra la pared. Una belleza, vamos.

La semana pasada estuvimos de gira por el sur, y nos volvimos a casa encantados y también cansados, que ya no están los cuerpos. Esta semana ha sido más de reposo, ponerse al día con cosas, leer un poco. El resto del mes ya habrá que arremangarse y resolver alguna cosilla que tengo pendiente (de esas de adultos y con papeleo, puf).

Esta semana ha sido también la de la muerte de David Lynch, que era un señor al que admiraba por su obra y que además me caía muy bien. Para mí, hay un antes y un después de ese primer capítulo de Twin Peaks que todavía hoy me deja patidifuso.

También estos días ha reventado el asunto Gaiman, después de algunas noticias previas y un largo (y sospechoso) silencio. ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo es eso de separar obra y autor? Porque a mí no me sale así de fácil. (Como dije cuando lo de Errejón, que también ha vuelto a asomar el hocico esta semana: los putos aliados, los que se autoproclaman así, es que no se salva ni uno.)

Y el lunes es la coronación de Trump. Menudo festival. Y me pregunto cómo puede ser que estemos normalizando que el mundo lo gobierne un puñado de supervillanos grotescos de tebeo malo.

En fin, yo qué sé. Menudo panorama.

Leyendo right now: los libros de Murderbot de Martha Wells y los tebeos de Los 4 Fantásticos de Ryan North.

Días tranquilos en el edificio Baxter (precisamente).

sábado, 4 de enero de 2025

Música para el fin de semana de roscón y regalos. Sábado húmedo y gris, mejor ponerle su poquito de electricidad con esto de Alvvays que igual ya he subido por aquí, pero mira, qué quieres.

Pues nada, nuevo mes, nuevo año. A ver cómo viene. Ya sabéis que aquí somos de los del vaso medio lleno, pero bueno, su poquito de miedo sí nos da. Y pereza. Sobre todo pereza, que el patio está como está y cada vez hay más caspa allá donde mires.


En casa despedimos 2024 viendo Segundo Premio, y recibimos el 25 viendo la última de Jonás Trueba, Volveréis. Las dos me han gustado bastante (para mi sorpresa, que del miniTrueba había visto otra que me pareció un horror en su momento). Este va a ser a lo mejor el año en que empiece a releer cosas, así, porque me apetezca. Tengo ya unas pocas en lista de espera, además de lo que se me vaya ocurriendo. Tebeos, sobre todo: a ver cuántos me siguen diciendo cosas y cuántos salen volando por la ventana.


Poca cosa más que contar.

Días tranquilos en el edificio Baxter.